Lecturas Bíblicas: Día 116
Números 3 | Salmos 37 | Cantar de los cantares 1 | Hebreos 1
No todos los levitas eran sacerdotes. Un sacerdote tenía que ser descendiente varón de Aarón, que era coatita. El linaje de los sacerdotes es el siguiente (Ex. 6:16-25):
Leví -> Coat -> Amram -> Aarón -> Sacerdotes
Entonces, ninguno de los Meraritas o Gersonitas eran sacerdotes, y solo algunos de los Coatitas eran sacerdotes.
Pero, aunque no todos fueran sacerdotes, los tres clanes dentro de la tribu de Leví -Gersón, Coat y Merarí- reciben de Jehová asignaciones especiales de trabajo que no comparte ninguna otra tribu dentro de Israel. Cuando la nación de Israel se trasladaba a un campamento diferente, Jehová concedía a los gersonitas el privilegio de trasladar la estructura del tabernáculo: las cubiertas, las pantallas, las cortinas y las cuerdas (Núm. 3:21-26). Luego, dio a los coatitas la responsabilidad de los muebles sagrados dentro del tabernáculo, incluyendo el arca, la mesa, el candelabro, los altares y los utensilios (Núm. 3:27-32). Por último, Jehová confió a los meraritas la infraestructura del tabernáculo, como las barras, los pilares, las bases, las estacas y las cuerdas (Núm. 3:33-37).
Estas tareas únicas eran privilegios, pero también responsabilidades sagradas. En Números 3, encontramos los dos primeros usos en Números de la palabra “acercar” (qarab). Esta palabra había aparecido noventa y una veces en el libro de Levítico, generalmente para describir el acercamiento de una ofrenda de sacrificio ante Jehová, que es exactamente como se usa la palabra en Números 3:4. “Nadab y Abiú murieron delante de Jehová cuando ofrecieron [lit. “acercaron”] fuego extraño [zarah] delante de Jehová en el desierto de Sinaí“.
Esta referencia nos remite al relato de Levítico 10, cuando Jehová hirió a dos de los hijos sacerdotales de Aarón que habían acercado algo extraño a Jehová. Acercar algo a Jehová es un acto sagrado y santo. De hecho, el otro uso de la palabra qarab en Números 3 describe el lugar especial de privilegio para toda la tribu de Leví: “Acerca a la tribu de Leví y ponlos delante del sacerdote Aarón, para que le sirvan” (Núm. 3:6).
Pero acercar algo “extraño” (zarah; es decir, ajeno, no autorizado) era atroz. La misma raíz hebrea para “extraño” se usa para describir al forastero que debe ser condenado a muerte: “Si algún forastero [zûr] se acerca [al tabernáculo], morirá” (Núm. 3:10). Del mismo modo que Jehová había matado a Nadab y Abiú por ofrecer fuego extraño ante él, ahora encarga a los levitas, que son sus guardianes, que maten a cualquier forastero que intente entrar en el tabernáculo de Dios.
A la luz de esto, vemos una gloriosa ironía en el evangelio: En la cruz, Jehová trató a su Hijo perfecto e inmaculadamente justo como al último extraño, golpeándolo con la plenitud de su furiosa ira contra nuestro pecado, para que pudiéramos acercarnos, no como extraños, sino como hijos de Dios.