Es tentador pasar por alto las muchas genealogías incluidas en la Biblia, pero hay razones importantes para no hacerlo. Dios mismo decidió colocar el texto de las genealogías dentro de su palabra escrita, por lo que debemos reconocer que las genealogías son Escritura canónica tanto como los versículos más conocidos como Juan 3:16. Las genealogías pueden requerir un estudio más cuidadoso, pero vale la pena el trabajo.
La idea general en Génesis 4–5 es contrastar la maldad de los descendientes de Caín con la rectitud de los descendientes de Set. El texto no demoniza por completo a la descendencia de Caín, sino que señala todos los importantes avances culturales que lograron, incluida la construcción de ciudades, la domesticación del ganado, la música y la herrería (Gén. 4:17–22).
Aún así, la línea de Caín culmina con un hombre malvado llamado Lamec, quien se jacta de haber asesinado a un joven que simplemente lo había golpeado (Gén. 4:23–24). Aún más inquietante es que Lamec esencialmente desafía a Dios a castigarlo burlándose del hecho de que su propio crimen fue mucho peor que el de Caín, setenta y siete veces peor.
Por otro lado, vemos en Génesis 5:1–5 que Set es considerado el verdadero linaje de Adán, por lo que las promesas de Dios de salvar al mundo a través de la simiente de la mujer (Gén. 3:15) se trazan a través de Set y no Caín. Entonces, la línea de Set está llena de personas justas como Enoc, quien “caminó con Dios, y desapareció, porque Dios se lo llevó” (Gén. 5:24).
Pero el centro de atención en este pasaje yace sobre Noé. Incluso el padre de Noé, Lamec (no el mismo Lamec de antes), vio que su hijo jugaría algún papel en los propósitos redentores de Dios: “Este nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo” (Gén. 5:29; cf. Gén. 3:17–19). Así como Eva vio a Set como la simiente prometida de la mujer que salvaría al pueblo de Dios, ahora Lamec ve a Noé bajo esa luz, pero al igual que Set, Noé solo sería un cumplimiento parcial de esa profecía.
Entonces, la razón por la que la Biblia incluye tantas genealogías es porque Dios hace promesas genealógicas. Es la simiente de la mujer la que aplastará la cabeza de la serpiente, y después de Set y Noé, aprendemos que es la descendencia de Abram la que bendecirá al mundo entero (Gén. 12:3). Y luego, será la descendencia de David la que se sentará para siempre en el trono de Israel (2 Sam. 7:11–16).
Entonces, los registros genealógicos de Jesús en Mateo 1:1–17 y Lucas 3:23–38 son fundamentales para el evangelio. Dios nos está diciendo que sus promesas acerca de la simiente de la mujer encuentran su sí y amén en Jesucristo, hijo de David, hijo de Abram, hijo de Noé, hijo de Set, hijo de Adán e Hijo de Dios.