Lecturas Bíblicas: Día 250
2 Samuel 1 | 1 Corintios 12 | Ezequiel 10 | Salmos 49
Al inicio de 2 Samuel, David se entera de la muerte de Saúl y Jonatán, una escena que nos enseña importantes principios sobre la naturaleza de la unción de Jehová sobre sus reyes. En 1 Samuel 31, leemos que Saúl había caído sobre su propia espada para acabar con su vida después de haber sido herido (1 Sam. 31:4-6), pero aquí, en 2 Samuel 1, conocemos un poco más de la historia.
Al parecer, el intento de suicidio de Saúl no tuvo éxito, así que suplicó a un amalecita que acabara con él. El amalecita consideró que Saúl tenía razón sobre la imposibilidad de sobrevivir, así que mató a Saúl, tomó su corona e inmediatamente fue a informar a David de lo sucedido (2 Samuel 1:6-11). Ahora bien, recordemos que David se había negado dos veces a matar a Saúl en 1 Samuel 24 y 26 (a pesar de que Saúl en realidad estaba tratando de matarlo), por lo que esta noticia no le agrada a David. En su lugar, ordena que el amalecita sea ejecutado por poner su mano contra el ungido de Jehová (2 Sam. 1:14-16).
La respuesta de David a la muerte de Saúl y Jonatán es significativa en dos sentidos. En primer lugar, David vuelve a demostrar que valora más al rey ungido de Jehová que su propia vida. Saúl representaba una amenaza seria e implacable para la vida de David y, sin embargo, vemos a David escribiendo un lamento por Saúl en 2 Samuel 1:17-27 en lugar de respirar aliviado. David comprendió ante todo que Saúl era rey porque Jehová lo había ungido, lo que significaba que David le debía a Saúl una lealtad sin límites.
En segundo lugar, la acción de David de ajusticiar al amalecita señala tanto su compromiso con la justicia como su cambio de rumbo para convertirse en rey. Dios había ordenado en su pacto con Noé que todo aquel que derramara la sangre de otro ser humano debía ser condenado a muerte (Gn 9:6), y más allá del pecado de asesinato, este amalecita había asesinado al hombre que Jehová había ungido como rey. Para David, ordenar la ejecución del amalecita fue su primer acto como rey, ya que Dios llama al Estado, no a los individuos, a juzgar a los criminales.
Estos dos principios sientan las bases teológicas de 2 Samuel. Si todo el libro de los Jueces fue un extenso argumento sobre por qué Israel necesita un rey, y si 1 Samuel demostró que Israel necesitaba un tipo específico de rey -es decir, un rey según el corazón de Dios-, 2 Samuel nos dará una imagen mucho más completa de cómo debería ser el rey ungido por Jehová.
Esto no significa que David vaya a ser perfecto. De hecho, leeremos en 2 Samuel que David tiene defectos graves y horribles. Pero a medida que estudiamos el reinado ungido de David, aprenderemos más acerca de cómo será el definitivo rey ungido de Dios, el Señor Jesucristo, no sólo en las formas en que debe parecerse a David, sino también en las formas en que debe superar a David.