Lecturas Bíblicas: Día 246
1 Samuel 27 | 1 Corintios 8 | Ezequiel 6 | Salmos 44
La estadía de David con los filisteos desde 1 Samuel 21 hasta ahora es una de las historias más extrañas de la narración de 1 Samuel. Es extraño que los filisteos permitieran a David quedarse entre ellos -y recordemos que David había fingido estar loco para buscar asilo entre ellos (1 Samuel 21:13)-, pero es aún más extraño que el rey ungido según el corazón de Jehová tuviera que pasar todo ese tiempo entre filisteos incircuncisos. Sin embargo, aprendemos dos principios importantes de esta historia.
En primer lugar, David se queda con los filisteos por necesidad para preservar su vida (1 Sam. 27:1). Habría sido mucho más fácil para David simplemente asesinar a Saúl cuando tuvo la oportunidad de hacerlo en 1 Samuel 24 y 26. Sin embargo, debido a que David eligió lo que era fiel en lugar de lo que era fácil, permaneció en un incómodo acuerdo de vida con sus acérrimos enemigos.
Muchas veces, nos encontramos en situaciones difíciles, no por desobediencia en nuestras vidas, sino por fidelidad a seguir a Jesús dondequiera que nos lleve. Así, puede que mantengamos a nuestras familias con un trabajo que no nos satisface, o que permanezcamos en un matrimonio sin gozo. En esos casos, lo fácil sería abandonar y empezar de nuevo en un lugar completamente diferente, pero la fidelidad requiere que permanezcamos donde Dios nos ha colocado. Anímate a seguir adelante mientras lees este capítulo de la historia de David.
En segundo lugar, David redimió su tiempo por el bien del reino de Dios. A pesar de que David no podía reinar abiertamente como rey, aprovechó todas las oportunidades para hacer lo que haría como rey de todos modos: expulsar a los filisteos de la tierra de Canaán que Jehová había dado a Israel como herencia (1 Sam. 27:8-12).
En nuestra propia situación, puede resultarnos frustrante que Dios nos haya colocado en circunstancias ordinarias -e incluso aburridas- en vez de en puestos de gran influencia. Pero haríamos bien en recordar el ejemplo de nuestro Señor Jesús. El príncipe heredero del cielo eligió entrar en este mundo en la pobreza, y trabajó treinta años en la oscuridad como un comerciante común. Pero, al igual que David, Jesús fue fiel en las pequeñas cosas que recibió.
¿De qué manera te está llamando Dios a la fidelidad en lugar de buscar una salida fácil a tus circunstancias? Recuerda la promesa del Evangelio en los momentos difíciles de tu vida: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Rom. 8:28). En Cristo, Dios tiene un propósito para tu vida, e incluso cuando las situaciones específicas a las que te enfrentas no son buenas en sí mismas, Dios, sin embargo, hará que todas las cosas cooperen para tu bien y para la gloria de Jesucristo y su reino.