Octubre 10: Meditación Bíblica para 1 Reyes 13

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Lecturas Bíblicas: Día 283
1 Reyes 13 | Filipenses 4 | Ezequiel 43 | Salmos 95–96

En la primera parte de 1 Reyes 13, Jehová envía a un profeta para condenar la adoración de Jeroboam. Dirigiéndose al altar ilícito en el que Jeroboam ofrecía sacrificios no autorizados, el varón de Dios (nombre que se daba a los profetas en aquella época) predice el día en que un hijo de David llamado Josías “sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que hacen ofrendas sobre ti, y huesos humanos serán quemados sobre ti” (1 Re 13,2). El cumplimiento de esta profecía se produce mucho más tarde en la historia de Israel, en 2 Reyes 23:15-20. Desde el principio, los días del falso culto de Jeroboam estaban contados.

Ahora bien, si ésa fuera la única parte de esta historia, estaríamos leyendo un relato bastante sencillo de profecía, juicio e insistencia de Jehová en la adoración verdadera que había ordenado en la ley de Moisés. Sin embargo, una vez que el varón de Dios transmite su mensaje, Jehová le da instrucciones adicionales: “No comerás pan, ni beberás agua, ni volverás por el camino por donde viniste” (1 Re 13,9). Al principio, el varón de Dios obedece (1 Re 13,9), pero cuando un profeta mayor le miente, tentándole para que vuelva con él a comer y beber en Betel (1 Re 13,18), el varón de Dios desobedece las instrucciones de Dios y un león le mata cuando salía de Betel por segunda vez.

De la historia del profeta aprendemos dos principios sobre la obediencia a Dios. Primero, la obediencia para ti puede no parecer igual que la obediencia para otro, ya que Dios nos gobierna no sólo por su ley, sino por nuestras conciencias. Pablo escribe: “y todo lo que no proviene de fe, es pecado” (Rom. 14:23), lo que significa que cuando Dios imprime algo claramente en nuestras conciencias, pecamos al anularlo. Este hombre de Dios recibe una clara palabra profética, pero desobedece de todos modos, actuando en contra de su fe.

En segundo lugar, esto significa que nunca debemos hacer tropezar a otro. El contexto más amplio de Romanos 14, por ejemplo, se refiere a si los cristianos podían comer carne sacrificada a los ídolos. Pablo explica que no había nada malo en comer ese tipo de comida en sí misma, pero si alguien cree que la actividad es pecaminosa, esa persona pecaría al comerla, ya que esa acción no procedería de la fe. Por lo tanto, Pablo también escribe que “es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come” (Rom. 14:20). El profeta mayor hace pecar inicuamente a este hombre de Dios mintiéndole y animándole a actuar de maneras que violan específicamente la palabra que Dios le ha hablado.

¿Hay áreas en las que te comportas de manera contraria a tu conciencia? O, ¿hay áreas donde estás guiando a alguien más a violar su conciencia? En cualquiera de los dos casos, arrepiéntete: arrepiéntete de lo que no procede de la fe o arrepiéntete de hacer tropezar a otro.

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