En este año, proponte la meta de dar a conocer diligentemente tu fe en Cristo a tus familiares y amigos cercanos del mismo modo que lo hizo Cornelio, entendiendo que divulgar este mensaje puede causarte sufrimiento y dolor o incluso costarte la vida como a Esteban (Hechos 7:54-60), pero que este mensaje es el poder de Dios para salvar y tu y yo como cristianos, tenemos la ardua tarea de predicarlo a tiempo y fuera de tiempo con paciencia y sana doctrina (2 Tim 4:1-2).
Metas

Cada inicio o fin de año, algunas personas tienen la costumbre de hacer declaraciones positivas y fijarse metas para alcanzarlas. No está mal establecer objetivos que queramos alcanzar y orar por ellos, pero debemos entregar nuestras metas y sueños al soberano Dios, confiando en que Él hace su buena voluntad para su Gloria y beneficio de su Pueblo.

Es mi oración y anhelo que usted alcance muchas metas para el próximo año: Casarse, tener una familia, tener una vivienda, ingresar a la universidad o cambiar a un mejor empleo. Todos estos logros pueden ser importantes y Dios puede ayudarle a alcanzarlos si es su voluntad, pero le animo a la luz de las sagradas escrituras a pensar en las siguientes metas para el próximo año:

Buscar y conocer de forma más intencional a Cristo

Esto puede sonar obvio, pues somos cristianos y necesitamos conocer más acerca de nuestro salvador, pero si usted es honesto consigo mismo llegará a la conclusión de que no lo conoce lo suficiente.  

Los colosenses eran cristianos, pero aún así el apóstol Pablo ruega en oración que estos hermanos conozcan más acerca de Cristo (Col 1:9-10). Este conocimiento no es teórico o abstracto como el que ofrecían los falsos maestros para sus discípulos, sino que fluye de la comunión que tenemos con Dios, trasforma el corazón y renueva la vida.

Sabemos que el que puede obrar en nuestras vidas es Dios, pero usted y yo debemos anhelar crecer en una mayor comunión con Él por medio de la comprensión y aplicación de las escrituras. De este modo, lograremos andar  como es digno del Señor, agradándole en todo, dando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Él. (Col 1:10).

Ser transformado y parecerme más a Cristo.

Mientras estemos en este mundo pecaminoso, no podremos alcanzar la perfección que desearíamos; pero como cristianos, nuestro deseo y anhelo más profundo es ser cada día más parecidos a nuestro salvador.

¿Usted puede decir con certeza que el año pasado avanzó en su crecimiento espiritual, de tal manera que su carácter es más parecido al de Cristo? ¿Qué tanto creció? ¿Está usted satisfecho(a)? ¿No necesita seguir avanzando más? ¿Ya llegó a la meta? Déjeme mostrarle a través de algunos versículos el anhelo De Pablo de llegar a la perfección algún día:

No que ya lo haya alcanzado o que ya haya llegado a ser perfecto, sino que sigo adelante, a fin de poder alcanzar aquello para lo cual también fui alcanzado por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no considero haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Fil 3: 12-14

En estos versos, Pablo niega la pretensión que tenían algunos falsos maestros de creerse perfectos en este mundo, y al mismo tiempo nos muestra que en la carrera de la fe Cristiana no hay pasividad, pues incluso todos los verbos que usa son activos: prosigo (vs 12 y 14), hago (vs 13), exténdiendome (vs 13).

La idea del autor es que así como el atleta corre en pos de alcanzar la meta para recibir el galardón terrenal y procura estar concentrado para no caer o desenfocarse, el creyente debe avanzar con la mirada puesta únicamente en su salvador, no mirando atrás a las distracciones de este mundo, sino terminando la carrera para disfrutar del premio celestial.

Compartir con diligencia las buenas nuevas del evangelio con otros.

El año pasado muchos familiares, amigos y conocidos murieron sin reconocer el Señorío de Cristo en sus vidas, pero ¿Qué tanto fue usted intencional en anunciarles el evangelio? ¿Aprovechó o desaprovechó las oportunidades? ¿Predicó a tiempo y a destiempo?

A veces caemos en la tentación de minimizar y ocultar a otros la fe que confesamos, pues pensamos que si damos a conocer nuestra identidad como cristianos entonces perderemos la aprobación de los demás, pero Pablo animó a los creyentes en Roma a no avergonzarse, sino gloriarse en el evangelio porque es el poder de Dios para salvación de los perdidos (Rom 1: 16).

En el capítulo 10 del libro de Hechos, encontramos la conversión de varios gentiles, y podemos ver como Cornelio buscó e invitó a sus familiares y amigos cercanos para que escucharan el mensaje que Dios tenía para ellos por medio del Apóstol Pedro, y esto trajo como resultado salvación,  manifestación de los dones del Espíritu santo e incluso nuevos bautizos. (Hechos 10: 24-48)

En este año, lo invito a proponerse la meta de dar a conocer diligentemente su fe en Cristo a sus familiares y amigos cercanos del mismo modo que lo hizo Cornelio, entendiendo que divulgar este mensaje puede causarle sufrimiento y dolor o incluso costarle su vida como a Esteban (Hechos 7:54-60), pero que este mensaje es el poder de Dios para salvar y usted y yo como cristianos, tenemos la ardua tarea de predicarlo a tiempo y fuera de tiempo con paciencia y sana doctrina (2 Tim 4:1-2).

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