Lecturas Bíblicas: Día 306 2 Reyes 15 | Tito 1 | Oseas 8 | Salmos 123, 124 & 125 |
Uno de los aspectos fascinantes de las historias de los reyes de Israel y Judá es la forma en que Jehová sigue bendiciendo a su pueblo a pesar de su pecado, incluso cuando su pecado provoca un número creciente de maldiciones. Los relatos subrayan repetidamente la bondad de Jehová hacia su pueblo, a pesar de que éste viola su pacto una y otra vez. Por el contrario, la tendencia moderna es sentirse con derecho a las bendiciones que Dios nos da y, al mismo tiempo, exigir que Dios justifique por qué permite que sucedan cosas malas. Por eso, C. S. Lewis escribió: “El hombre antiguo se acercaba a Dios (o incluso a los dioses) como el acusado se acerca a su juez. Para el hombre moderno, los papeles se invierten. Él es el juez: Dios está en el banquillo. Es un juez bastante amable; si Dios tiene una defensa razonable por ser el dios que permite la guerra, la pobreza y la enfermedad, está dispuesto a escucharla. El juicio puede incluso terminar con la absolución de Dios. Pero lo importante es que el hombre está en el estrado y Dios en el banquillo “1. Dos de las historias de 2 Reyes 15 ilustran bien esta tensión.
En primer lugar, leemos que Azarías, rey de Judá, hace lo que es “recto a los ojos de Jehová, conforme a todo lo que había hecho su padre Amasías” (2 Re 15,3), pero que los lugares altos aún no han sido quitados (2 Re 15,4). Sin embargo, leemos que Jehová toca a Azarías con lepra hasta el día de su muerte (2 Re 15,5). Entonces, ¿es justo que Jehová le dé lepra a un rey razonablemente piadoso?
En segundo lugar, leemos sobre Menahem, rey de Israel, que hace el mal a los ojos de Jehová (2 Re 15:18). Durante el reinado de Menajem, Pul, el rey de Asiria, se enfrenta a Israel, pero Menajem logra evitar que Pul destruya a Israel dándole al rey asirio mil talentos de plata (2 Re 15:20). Entonces, ¿sigue siendo bueno Jehová si permite que los enemigos de Israel lo extorsionen de esta manera?
En el caso de Judá, Jehová le da la lepra a Azarías, pero ¿no deberíamos darnos cuenta también de que impide que Asiria venga contra Judá? Y en el caso de Menahem, ¿no debería Israel dar gracias por el hecho de que Asiria no destruya totalmente a Israel y de que Jehová les haya dado otra oportunidad de arrepentirse?
A menudo, tenemos tendencia a fijarnos en las cosas malas que Jehová permite, pero a olvidar las bondades que nos muestra. ¿Es posible, sin embargo, que incluso en medio de cosas terribles, Jehová nos esté previniendo de experimentar algo peor? O, ¿podría estar haciéndonos pasar por algo doloroso para que adquiramos una intimidad con Él que de otro modo no conoceríamos? En medio de tu dolor, ¿cómo podrías reconocer la bondad paternal de Dios hacia ti en Cristo Jesús?
1 C. S. Lewis, God in the Dock (Grand Rapids, MI: William B. Eerdmans Publishing Co., 1970), 244.