Lecturas Bíblicas: Día 305 2 Reyes 14 | 2 Timoteo 4 | Oseas 7 | Salmos 120, 121 & 122 |
En 2 Reyes 14, leemos una extraña inversión de papeles entre los dos reinos, Judá e Israel. En este capítulo, encontramos a Judá con un rey relativamente piadoso, Amasías, que hace lo correcto a los ojos de Jehová, aunque permite que permanezcan los lugares altos, es decir, las colinas donde el pueblo de Judá ofrecía sacrificios no autorizados (2 Re 14:3-4). Por otro lado, tenemos a Joás, el rey de Israel, que hace el mal a los ojos de Jehová y no se aparta de los pecados de Jeroboam (2 R. 13:11).1 Sin embargo, cuando ambos entran en batalla, el piadoso rey Amasías de Judá pierde, y el malvado rey Joás de Israel captura a Amasías y saquea el templo de Jerusalén (2 R. 14:13-14). ¿No deberían los justos vencer siempre a los malvados?
De hecho, la historia es un poco más complicada que una simple batalla del bien contra el mal. En primer lugar, como ya se ha dicho, Amasías no hace todo lo que podría en obediencia a Jehová. De hecho, el autor bíblico delinea específicamente que Amasías “no es como David, su padre” (2 Re 14:3). En parte, esto se refiere a dejar allí los lugares altos, pero la frase también sugiere que Amasías sencillamente no es un hombre conforme al corazón de Jehová como lo había sido David.
Además, la forma en que Amasías se lanza a la batalla contra Joás suena a bravuconada orgullosa e hinchada tras una gran victoria sobre la nación de Edom, y no a una búsqueda piadosa del reino de Dios. En 2 Reyes 14:8, Amasías desafía a Joás diciéndole: “Ven, para que nos veamos las caras”, y aunque Joás trata de advertir a Amasías, su mensaje sólo parece provocar aún más a Amasías.
Deberíamos aprender de esto que los reyes piadosos -y las personas piadosas- pueden cometer errores tontos y catastróficos cuando se inflaman de orgullo. Además, debemos darnos cuenta de que Amasías no siguió plenamente a Jehová, sino que fue tomando atajos por el camino. Es posible -aunque el texto no llega a decírnoslo- que Amasías no hubiera pecado provocando la guerra contra Israel si hubiera caminado más cerca de Jehová. Ciertamente, incluso David cometió errores terribles de vez en cuando, pero también evitó muchos de los terribles errores de Saúl y Salomón debido a su persistente amor por Jehová durante todos los días de su vida.
A medida que envejecemos, cuando algunas de nuestras tentaciones juveniles comienzan a desvanecerse, nuestro orgullo puede endurecerse. En todas las cosas, esforcémonos por seguir de cerca a Jesús, luchando con fe contra el tipo de orgullo que puede llevar a nuestros corazones a tomar decisiones horribles e insensatas. Ora para que Dios te dé la gracia de perseverar todos los días de tu vida, para que puedas terminar bien la carrera.
1 En aras de la claridad, cabe señalar que también existe un Joás que es el rey de Judá, al que se hace referencia en 2 Reyes 11-12.