Lecturas Bíblicas: Día 148
Deuteronomio 1 | Salmos 81–82 | Isaías 29 | 3 Juan 1
Aunque Deuteronomio es uno de los libros más largos del Antiguo Testamento, con treinta y cuatro capítulos, no representa el paso de mucho tiempo. En Deuteronomio no leemos nuevas narraciones del viaje de Israel por el desierto, ni de nuevas batallas que Israel libra, ni siquiera de nuevas formas en que Jehová provee a su pueblo. En su mayor parte, este libro sólo incluye un discurso: las últimas palabras de Moisés antes de morir, inmediatamente antes de que el pueblo de Dios entre en la Tierra Prometida bajo el nuevo liderazgo de Josué.
Mediante este discurso, Moisés renueva la alianza de Jehová con Israel una última vez antes de su muerte. Como la alianza de Jehová es una alianza en la que el Señor hace promesas a Israel y también le ordena obedecer su ley1 , la atención en Deuteronomio se centra en las palabras: las palabras que predica Moisés, pero sobre todo la palabra de Jehová revelada a través de su ley. Incluso el nombre hebreo de este libro, ‘elleh haddebarim, significa “estas son las palabras“2.
Deuteronomio -el nombre en español- proviene de una traducción griega de Deuteronomio 17:18, donde la frase “copia de la ley” se tradujo como “una segunda ley” (deuteronomion).3 Pero es importante reconocer que este libro no contiene nueva legislación de Jehová. En cambio, aquí Moisés expone, aclara y aplica la ley al pueblo de Israel; no se limita a repetirla, sino que ofrece un comentario sobre toda la ley que Israel había recibido en el monte Sinaí.4
No obstante, no se trata de las secas e intelectuales reflexiones finales de un erudito al margen: Deuteronomio es la última súplica de Moisés para que Israel obedezca la palabra de Jehová cuando éste muera, como señala Peter Craigie en su comentario: “El estilo es exhortatorio, el de un orador que se dirige a su congregación con palabras destinadas a moverlos a la obediencia y al compromiso con el Señor de la alianza“.5 Sería mucho más exacto, entonces, decir que Deuteronomio representa en realidad el último sermón de Moisés antes de su muerte, que es lo que leemos en Deuteronomio 1:5: “resolvió Moisés declarar esta ley…“.
Deuteronomio es la gloria del ministerio de Moisés. En este libro, le recuerda a Israel cómo Jehová había intervenido para salvarlo, llamándolo a ser su pueblo por gracia y exigiéndole que siguiera sus leyes y estatutos. Deuteronomio representa lo mejor que Moisés puede ofrecer.
Pero en Deuteronomio también veremos que la gloria del ministerio de Moisés ya se está desvaneciendo. No sólo Josué reemplazará a Moisés como líder de Israel a corto plazo, sino que Moisés mismo testificará de la llegada de un líder mucho más grande para el pueblo de Dios en el largo plazo-uno que vendría como rey (Deut. 17:14-20) y que calificaría como un profeta más grande que el mismo Moisés (Deut. 18:15-22).
Al estudiar el libro de Deuteronomio, presta atención a la forma en que la sombra de Jesucristo se hace cada vez más grande.
Notas al pie
- P. C. Craigie, The Book of Deuteronomy, NICOT (Grand Rapids, MI: William B. Eerdmans Publishing Company, 1976), 89. ↩︎
- Ibid., 17. ↩︎
- John H. Sailhamer, The Pentateuch as Narrative: A Biblical-Theological Commentary (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1992), 423. ↩︎
- Ibid. ↩︎
- Craigie, Deuteronomy, 17. ↩︎