Lecturas Bíblicas: Día 135
Números 24 | Salmos 66–67 | Isaías 14 | 1 Pedro 2
Números 24 contiene los dos últimos de los cuatro oráculos proféticos de Balaam, y nos llevan desde el principio de la Biblia hasta el final, uniendo toda la historia de una vez. En su tercer oráculo, en Números 24:5-6, observa que Balaam describe a Israel en términos de un jardín: “¡Cuán hermosas son tus tiendas, oh Jacob, Tus habitaciones, oh Israel! Como arroyos están extendidas, Como huertos junto al río, Como áloes plantados por Jehová, Como cedros junto a las aguas.“. Hemos discutido muchas veces que Jehová está estableciendo el tabernáculo para que sea el nuevo Jardín del Edén donde pueda morar con su pueblo en la tierra, pero Balaam nos ayuda a ver el verdadero significado del plan de Jehová con su pueblo: al morar en medio de ellos, Jehová quiere hacer de Israel el nuevo y floreciente Jardín del Edén.1
Véase también la frase de que Israel es “como cedros junto a las aguas“. Se trata de una frase cargada, ya que vuelve a aparecer en los Salmos para describir al hombre bendecido: “Es como un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto a su tiempo y su hoja no se marchita. En todo lo que hace, prospera” (Sal 1:3). En última instancia, esta imagen aparece en la Nueva Jerusalén: “En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.” (Ap 22:2).
Esta es la razón, pues, por la que Balaam reitera la bendición que Jehová había prometido a Abraham allá por Génesis 12:3 “Benditos los que te bendigan y malditos los que te maldigan” (Núm. 24:9). Balaam reconoció que Dios estaba levantando a Israel para sanar a las naciones a fin de cumplir su promesa.
Y, sorprendentemente, Jehová utiliza a Balaam para anunciar que no lo haría mediante la justicia colectiva de la nación, sino a través de una única figura que surgiría de Israel. En Números 24:17, Balaam profetiza esto: “Lo veré, mas no ahora; Lo miraré, mas no de cerca; Saldrá ESTRELLA de Jacob, Y se levantará cetro de Israel, Y herirá las sienes de Moab, Y destruirá a todos los hijos de Set.“.
Jehová había llamado a Israel para que fuera una luz para las naciones, pero al igual que Adán, fracasaron en la tarea que se les había encomendado. El fracaso de Israel, sin embargo, no cogió a Jehová desprevenido; como dijimos ayer, la desobediencia de Israel era evidente incluso a estas alturas de la historia. De hecho, Jehová había planeado desde el principio levantar una sola estrella de Israel -su propio y amado Hijo- que daría a su pueblo la curación eterna en la Nueva Jerusalén.
Bienaventurado el que se complace en el Hijo del Señor.
Notas al pie:
- Para mayor información sobre la relación entre el oráculo profético de Balaam y templo de Israel como el nuevo Jardín del Edén, ver G. K. Beale, The Temple and the Church’s Mission (Downers Grove, IL: IVP Academic, 2004), 124–26, 162, 243. ↩︎