Lecturas Bíblicas: Día 67
Éxodo 19 | Lucas 22 | Job 37 | 2 Corintios 7
Éxodo 19 es un capítulo fundamental de la Biblia. En este punto, Jehová le dice a su pueblo que se detenga en el monte Sinaí, donde se reunirá con ellos y los tomará para sí como su pueblo mediante un pacto y dándoles su ley, comenzando con los Diez Mandamientos en el capítulo siguiente.
Para entender lo que sucede en este capítulo, es importante tener en cuenta que primero hubo gracia. Jehová está a punto de dar su ley a Israel, pero no es como si la ley fuera el comienzo de la relación de Jehová con Israel; de hecho, Israel ha pertenecido a Jehová desde los días de Abraham, Isaac y Jacob, cuando Jehová juró su amor pactado a esos patriarcas y a su descendencia después de ellos.
Luego, cuando Jehová sacó a Israel de Egipto, los redimió, es decir, los compró de nuevo para sí. Así pues, la ley no es en modo alguno el fundamento de la relación de Jehová con Israel. Al contrario, la ley viene después de la gracia.
¿Por qué la ley, entonces? Jehová dio la ley a Israel para estructurar su relación (preexistente) con ellos. A través de la ley, entenderían el corazón y el carácter de Jehová, aprendiendo lo que ama y lo que odia. Si Israel cumplía la ley, Jehová prometía bendecirlo: “Si obedecéis mi voz y guardáis mi pacto, seréis mi tesoro entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra, y seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa” (Ex 19:5-6).
Jehová estableció grandes bendiciones para Israel si obedecía: serían su posesión preciada en toda la tierra, un reino de sacerdotes y una nación santa entre todas las demás naciones. También habría grandes maldiciones por la desobediencia, pero eso lo veremos más adelante.
Para inaugurar esta relación con su pueblo, Jehová se acercó a ellos en el monte Sinaí con truenos, relámpagos, una densa nube, un sonoro toque de trompeta y humo (Éx. 19:16-20). En el contexto de lo que hemos leído hasta ahora en la Biblia, se trata de un acontecimiento increíble. Jehová se había distanciado cada vez más de su pueblo desde que Adán y Eva pecaron en Génesis 3, pero aquí Jehová se acerca más a su pueblo que en ningún otro momento desde la caída.
Sin embargo, Jehová no puede habitar perfectamente con su pueblo. Israel debe tener especial cuidado en consagrarse antes de que venga Jehová, y en ningún caso se permite a ningún israelita tocar la montaña (Ex. 19:9-15). El objetivo de Jehová en la redención es volver a morar con su pueblo en santidad, pero éste aún no está preparado para ese nivel de consumación.
Pero en Éxodo 19, Jehová da un paso de gigante hacia ese objetivo. Mañana veremos más de lo que Dios desea de su relación con su pueblo al comenzar a desplegar su ley.