Lecturas Bíblicas: Día 65
Éxodo 17 | Lucas 20 | Job 35 | 2 Corintios 5
Mientras Israel sigue a Jehová por el desierto hacia el monte Sinaí, se perfila una terrible tendencia. La cosa es así: Jehová realiza algún gran acto de redención para su pueblo, pero cada vez que surge una crisis, Israel actúa como si Jehová nunca hubiera hecho otra cosa más que abandonarlo y descuidarlo. En lugar de afrontar cada nuevo problema con la confianza de que Jehová seguirá actuando fielmente, como siempre lo ha hecho, Israel vuelve a desconfiar de él en todo momento.
De esta manera, cuando Israel llega a un nuevo lugar después de avanzar por etapas a través del desierto (Éx. 17:1), el pueblo vuelve a exigir agua a Moisés. Cuando Moisés les pregunta por qué ponen a prueba a Jehová, ellos responden preguntando: “¿Está o no Jehová entre nosotros?” (Ex. 17:7). Esta no es la respuesta de un pueblo que pregunta basándose en su fe, sino la de un pueblo que desafía a Jehová una y otra vez a través del desierto, retándole a que demuestre su valor para ellos.
Peor aún es el hecho que Israel pervierte sistemáticamente el valor de lo que Jehová había hecho por ellos al sacarlos de la esclavitud en Egipto. Acusan a Moisés de haber obrado mal, preguntándole: “¿Por qué nos sacaste de Egipto, para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?“. (Ex. 17:3). La situación es tan grave que Moisés siente que su vida corre peligro, e Israel está dispuesto a ejecutarlo apedreándolo (Éx. 17:4).
Entonces, ¿qué se puede hacer? Jehová responde de dos maneras: una para satisfacer las necesidades físicas inmediatas de Israel y otra para satisfacer sus necesidades espirituales a largo plazo.
En primer lugar, Jehová da agua al pueblo. Le ordena a Moisés que tome la misma vara que había utilizado para golpear el agua del Nilo y convertirla en sangre (es decir, la vara que trajo la muerte a la principal fuente de vida de Egipto) y que golpee la roca de Horeb, que entonces brotaría con agua (Ex. 17:5-6). A pesar de la incredulidad de Israel, Dios nunca deja de proporcionarles lo que necesitan para sobrevivir.
Pero en segundo lugar, vemos en este pasaje el primer indicio de un papel de liderazgo espiritual activo para los ancianos de Israel. Obsérvese que Moisés recibió instrucciones de hacer todo esto “llevando contigo a algunos de los ancianos de Israel” (Éx. 17:5). Jehová había ordenado a Moisés que llevara consigo a los ancianos cuando se presentó ante el faraón (Éx. 3:16, 18), y los ancianos habían sido los encargados de sacrificar los corderos con ocasión de la Pascua (Éx. 12:21), pero ha llegado el momento de que Moisés cuente con ayuda para pastorear al pueblo de Israel ante su reiterada rebeldía. Este relato deja claro que Israel necesita más supervisión espiritual de la que Moisés puede proporcionarle por sí solo.
Mañana retomaremos este tema de la necesidad de pluralidad en el liderazgo espiritual de Israel.