Lecturas Bíblicas: Día 76
Éxodo 28 | Juan 7 | Proverbios 4 | Gálatas 3
Las vestiduras descritas en Éxodo 28 son vestiduras santas (Éx. 28:2) para un sacerdocio santo, incluso hasta la placa que llevaban en sus turbantes con la inscripción “Santo para el Señor” (Éx. 28:36). La finalidad de estas vestiduras era “para gloria y hermosura” (Éx. 28:2, 40), es decir, fueron creadas para revelar algo acerca de la gloria y la hermosura de Jehová y también de su relación de pacto con su pueblo.
En primer lugar, estas vestiduras revelan que los sacerdotes actuaban como representantes de Israel ante Jehová. Así, sus efods contenían dos piedras de ónice con cada tribu de Israel grabada (Éx. 28:9-12), y sus pectorales incluían doce piedras preciosas con los nombres de las tribus de Israel (Éx. 28:15-21). Además, el Urim y el Tumim, que Aarón llevaba en el corazón dentro del pectoral, representaban el juicio del pueblo de Israel cuando Aarón entraba en el ministerio ante Jehová (Ex. 28:30).
En segundo lugar, estas vestiduras estaban diseñadas para revelar que los sacerdotes servían como representantes de Jehová ante Israel. Parte de esta relación se establece a través del Urim y el Tumim, que se utilizarían para echar a suertes y determinar la dirección y guía de Jehová para su pueblo. Pero otra parte de la forma en que los sacerdotes representarían a Jehová ante el pueblo de Israel es dando a los israelitas una visión de una vida vivida en la belleza de la gloria de Jehová. El ministerio sacerdotal representaba el trabajo que se le había encomendado a Adán en el Jardín del Edén, cuando se le había ordenado “trabajarlo (‘abad) y guardarlo (shamar)” (Gn. 3:15), palabras que se usan constantemente en el Pentateuco para describir los deberes sacerdotales.1
Así, las granadas bordadas en las vestiduras sacerdotales (Éx. 28:33-34) recordaban el Jardín del Edén. El tabernáculo se construyó para recrear el Edén, con los sacerdotes asumiendo las tareas sacerdotales (¡de jardinería!) que el propio Adán no pudo completar.
Pero las vestiduras sacerdotales no sólo miraban hacia atrás, hacia el Edén, sino también hacia adelante, hacia la Nueva Jerusalén de la que hablamos en Apocalipsis 21. Las mismas piedras preciosas que se usaban en los pechos de los sacerdotes se usaban en las vestiduras sacerdotales. Las mismas piedras preciosas utilizadas en el pectoral para representar a las doce tribus de Israel las vemos adornando los cimientos del muro de la Nueva Jerusalén en Apocalipsis 21:19-20.2
La razón de esto es simple: Jehová diseñó las vestiduras sacerdotales para decirnos no sólo algo sobre el ministerio del antiguo pacto que confiaba a los sacerdotes, sino también sobre el ministerio del Nuevo Pacto que inauguraría en nuestro Gran Sumo Sacerdote, el Señor Jesucristo. Jesús es quien representó a Israel ante Jehová, ofreciéndose a sí mismo como sacrificio único, y Jesús es quien representó a Dios ante nosotros cuando se encarnó y habitó entre nosotros.
Todo el tabernáculo -hasta las vestiduras sacerdotales- nos remite al último sacerdote “Santo para Jehová”, nuestro Señor Jesucristo.
Notas al pie
- G. K. Beale, The Temple and the Church’s Mission: A Biblical Theology of the Dwelling Place of God (Downers Grove, IL: IVP Academic: 2004), 81. ↩︎
- Ibid., 39. ↩︎