Lecturas Bíblicas: Día 178
Deuteronomio 32 | Salmos 119:121–144 | Isaías 59 | Mateo 7
Moisés ha dado toda la ley al pueblo de Israel, pero en Deuteronomio 32, adopta un enfoque diferente para inculcar a su pueblo la necesidad de obedecer a Jehová: les canta una canción. En esta canción, Moisés representa la historia de Israel con Jehová y luego les advierte de los peligros de apartarse de su pacto.
Para empezar, Moisés pide al cielo y a la tierra que escuchen las palabras de su boca (Deut. 32:1) -posiblemente para que den testimonio contra Israel si violan el pacto del que está cantando, como en Deuteronomio 30:19-. Asimismo, alaba a Jehová como la Roca eterna, cuya obra en la creación es perfecta, a pesar de que la humanidad se rebeló contra él, actuando corrompidamente a causa de la contaminación de la caída ( Deut. 32:4-8).
Pero Jehová, canta Moisés, extendió sin embargo su gracia gratuita a Jesurún (es decir, a Jacob y a los descendientes de Jacob; Deut. 32:9), llamando a su pueblo a salir del desierto, alimentándolo con los mejores manjares y vino espumoso (Deut. 32:9-14). Y cuando Jesurún engordó bajo las bendiciones de Jehová, no alabó a Dios con gratitud, sino que buscó dioses falsos. A causa de este culto falso, Moisés canta las maldiciones que Jehová envía contra Jesurún ( Deut. 32:15-42).
Aunque parte de lo que Moisés canta aquí puede representar pecados clave que ya han ocurrido -por ejemplo, el incidente con el becerro de oro (Éx. 32) o la adoración de Baal en Peor (Núm. 25)-, el propósito principal es ser una advertencia al pueblo de Israel para que no se rebele. De esta manera, Moisés les ordena solemnemente: “… Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testifico hoy, para que las mandéis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley. Porque no os es cosa vana; es vuestra vida, y por medio de esta ley haréis prolongar vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella.” ( Deut. 32:46-47).
El canto es una parte importante del culto del pueblo de Dios. Cuando cantamos la historia de la creación, el pecado, la redención y la esperanza de gloria, nos comprometemos con la historia de una manera diferente a cuando simplemente la leemos o la escuchamos; al cantarla, nos comprometemos con la historia personalmente.
Por eso se nos ordena que: “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.” (Col. 3:16). Así como Moisés ordenó al pueblo de Israel que se tomara a pecho todas sus palabras, así se nos ordena a nosotros que dejemos que la palabra de Cristo habite ricamente en nosotros.
“Venid, aclamemos alegremente a Jehová; Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.“. ( Sal 95:1).