Lecturas Bíblicas: Día 212
Jueces 14 | Hechos 18 | Jeremías 27 | Marcos 13
A través de Sansón, Dios no se limitaba a salvar a su pueblo levantando un juez más, como empezamos a discutir ayer. A través de Sansón, Dios también estaba prefigurando de una manera única la vida y el ministerio de su propio Hijo, Jesucristo. Hoy tenemos algunas pistas más sobre cómo sería el Mesías venidero. En primer lugar, Sansón elige una esposa que acabaría por traerle el desastre, pero se nos dice explícitamente que el deseo de Sansón de casarse con una filistea venía de Jehová, “porque [Jehová] buscaba una oportunidad contra los filisteos” (Jue. 14:4).
En segundo lugar, cuando Sansón viaja a los viñedos de Timná con su madre y su padre, mata a un león con sus propias manos. Este león lo había atacado, buscando devorarlo, pero Sansón desbarató al león con facilidad a pesar de que no llevaba armas consigo.
En tercer lugar, Sansón se contaminó comiendo miel de un enjambre de abejas que se había instalado en el cadáver del león. Esto era una violación del voto nazareo de Sansón, ya que un animal que yace muerto en el camino durante algunos días quedaría impuro.
Pero hay otra forma en que la historia de Sansón apunta hacia Cristo: a través de un acertijo que no puede adivinarse, sino que debe revelarse. Esta es la parte más extraña de la historia, pero también la más significativa. Sansón cuenta un acertijo que habría sido imposible de adivinar para los filisteos a menos que se les diera la respuesta directamente. Así que los filisteos consiguen que la mujer de Sansón les ayude a engañar a Sansón.
Pero ahora, retrocedamos un paso y observemos de nuevo los elementos de esta historia. Al igual que Sansón, Jesús también vino a este mundo en busca de una novia, y su novia (la Iglesia) lo llevó a la destrucción, ya que Jesús compró a su novia entregando su vida en la cruz. Allí, en la cruz, Jesús despedazó a otro león, Satanás, que merodea constantemente buscando devorar al pueblo de Dios (1 Pe. 5:8). Y mediante la resurrección, Jesús hizo algo dulce de las cosas más inmundas de este mundo: el pecado, la muerte y el diablo. Al hacerse impuro, anuló la maldición que pesaba sobre nosotros.
Ahora bien, nadie que leyera la historia de Sansón antes de que Jesús viniera a este mundo habría reconocido nada de esto. Estos enigmas son lo que Pablo llama “el misterio escondido desde los siglos” (Ef. 3:9), y habría sido imposible descifrarlo sin que nos contaran el significado de la historia. Pero ahora que Jesús ha venido, Dios está encantado de darnos el significado de estas historias – y sin el engaño y la manipulación de los filisteos.
Los enigmas han quedado claros: la historia de Sansón nos anuncia por adelantado que Jesucristo nacería en este mundo de una virgen y que sería apartado por el Espíritu Santo para salvar a los pecadores de la maldición del pecado mediante su muerte y resurrección.
