Lecturas Bíblicas: Día 211
Jueces 13 | Hechos 17 | Jeremías 26 | Marcos 12
En Jueces 13, leemos el comienzo de la historia de una de las figuras más prominentes del libro de los Jueces: Sansón. Pero más importante aún es que la historia de Sansón prefigura la historia de Jesús de manera significativa, muy similar a como la historia de José prefigura la historia de Cristo.1 Sansón, sin embargo, no es una figura justa como lo fue José, sino más bien una persona profundamente imperfecta cuyos fracasos, más que sus éxitos, arrojan luz sobre la gloria de Cristo. En Jueces 13, vemos la primera de dos grandes pistas sobre la futura historia de Jesús.
En primer lugar, leemos que Sansón nació milagrosamente de una mujer estéril, según la profecía de un mensajero celestial. Aunque las mujeres estériles de la Biblia a menudo eran despreciadas en sus sociedades, Dios las amaba y las utilizó de forma única para demostrar su poder abriendo sus vientres cerrados. Y así como Dios había abierto los vientres de Sara (Gn. 21:1), Rebeca (Gn. 25:21) y Raquel (Gn. 30:22), Dios también abre el vientre de la esposa de Manoa aquí en Jueces 13.
En segundo lugar, leemos que Sansón fue apartado desde el principio como nazareo a Dios. Las leyes concernientes a los nazareos fueron dadas en Números 6, describiendo la única manera en que los israelitas no sacerdotes podían llegar a ser santos ante Jehová. Sansón sería apartado durante toda su vida, lo que le obligaba a no tocar nada impuro y a no cortarse el pelo mientras viviera. Como veremos, Sansón no cumplió bien este voto; sin embargo, el Espíritu de Dios estaba sobre él desde que era joven, impulsándole hacia el propósito que Dios le había apartado para cumplir (Jue. 13:24-25).
Y en estos dos elementos de la historia de Sansón, vemos destellos de la historia de Jesús. En última instancia, Dios demostraría su poder más plenamente no sólo abriendo el vientre de una mujer estéril, sino abriendo el vientre de una virgen que nunca había conocido sexualmente a un hombre (Lucas 1:34). Es más, Jesús también fue apartado como Sansón, aunque no mediante un voto nazareo.2 Sino que Jesús fue apartado públicamente como el Hijo amado del Padre en su bautismo. En ese momento, el Espíritu de Dios vino sobre él para ungirlo para el ministerio que Dios había preparado para él (Mateo 2:16).
A través de un hombre tan imperfecto como Sansón, Dios no sólo salvó a su pueblo Israel a corto plazo, sino que también sentó las bases de la forma en que salvaría a su pueblo eternamente a través de su Hijo. Mañana seguiremos viendo cómo Dios levantó a un siervo como Sansón para preparar al mundo para la venida de Jesús.
Notas al pie