Meditación Bíblica para Génesis 9-10

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Lecturas Bíblicas: Día 9
Génesis 9–10 | Mateo 9 | Esdras 9 | Hechos 9

Después de que Dios destruyera al mundo con un diluvio en los días de Noé, promete que nunca derramará el mismo tipo de juicio sobre la tierra hasta el final de los tiempos: “Mientras la tierra permanezca, no cesarán la siembra y la cosecha, el frío y el calor, el verano y el invierno, el día y la noche” (Gen. 8:22).

En Génesis 8-9, Dios confirma esta promesa con el primer pacto explícito que encontramos en las Escrituras, a menudo llamado pacto de Noé. El primer aspecto del pacto noáquico es que Dios ordena a los seres humanos que llenen la tierra. Dios repite la orden que ya había dado a Adán y Eva en el Jardín: fructificad, multiplicaos y llenad la tierra (Gen 1:28, 9:1). Aunque Dios reconoce que “la intención del corazón del hombre es mala desde su juventud” (Gen 8:21), continúa su plan de llenar la tierra con los portadores de su imagen.

En segundo lugar, vemos una nueva relación entre el hombre y los animales dentro de la creación. Adán y Eva habían recibido el dominio sobre todas las criaturas de la tierra, pero ahora Dios le dice a Noé que todos los animales temerían y tendrían pavor de los humanos (Gen. 1:28, 9:2) y que ahora los animales se dan a los humanos como alimento (Gen. 9:3) siempre que no se coma la sangre de los animales.

En tercer lugar, Dios pone un énfasis renovado en la vida humana al exigir la pena capital para cualquiera que derrame la sangre del hombre (Gen. 9:5-6). Este argumento a favor de la pena capital no es por disuasión o venganza, sino para mantener la santidad de la imagen de Dios. Dios hizo a la humanidad a su propia imagen, por lo que cualquiera que asesine a otro ser humano atenta contra la imagen de Dios.

En cuarto lugar, Dios confirma su promesa con una señal del pacto: el arco iris. En el resto de las Escrituras encontramos muchos otros señales pactuales (la circuncisión, el Shabat, la Pascua, el Bautismo y la Cena del Señor), pero este primer signo de alianza es muy útil para comprender la función y la finalidad de ellos. Dios dice: “Estará el arco en las nubes, y lo veré, y me acordaré del pacto perpetuo entre Dios y todo ser viviente, con toda carne que hay sobre la tierra.” (Gen 9:16). No se trata de que Dios pueda olvidar su promesa del pacto, sino de que el signo de la alianza actúa como un símbolo eterno que atestigua una y otra vez la naturaleza inquebrantable de la promesa de Dios. Incluso hoy, tú y yo seguimos viviendo bajo la protección del pacto de Noé.

Sin embargo, lo más interesante del pacto de Noé es que no ofrece disposiciones claras sobre la redención, sino únicamente sobre la preservación de la vida en la tierra hasta el final de los tiempos. Esto plantea una cuestión importante que debería impulsarnos a profundizar en la historia: ¿Cómo y cuándo redimirá Dios a su pueblo de la maldición del pecado y la muerte?

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