Meditación Bíblica para Génesis 30

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Lecturas Bíblicas: Día 29
Génesis 30 | Marcos 1 | Ester 6 | Romanos 1

Génesis 30 contiene dos historias principales. La primera mitad del capítulo continúa la trágica e infeliz narración de la rivalidad entre las hermanas Lea y Raquel que comenzó en Génesis 29. En la meditación de ayer, observamos similitudes entre esta historia y las de Abraham, Sara y Agar, e Isaac y Rebeca. En Génesis 30, vemos otra similitud con una historia anterior. Aquí, Raquel envía a su sierva Bilha a su marido, Jacob, para que conciba en su nombre ( Gen. 30:3-8), al igual que Sara había enviado a Agar para que concibiera un hijo con Abraham en su nombre. Más tarde, Lea hace lo mismo y envía a su sierva Zilpa a Jacob (Gen. 30:9).

También leemos que estas mujeres luchan por su marido cuando Lea “contrata” sexualmente a Jacob (a instancias de Raquel) vendiendo las mandrágoras de su hijo (Gen. 30:16). En última instancia, el autor del Génesis insiste en que Raquel no concibe gracias a las mandrágoras (un antiguo tratamiento de fertilidad), sino porque Dios “se acordó de Raquel, y Dios la escuchó y abrió su vientre” (Gen. 30:22).

Desgraciadamente, a pesar de los muchos hijos compartidos por Lea y Raquel, las tensiones entre ellas se han agravado hasta convertirse en franca competencia. Dios ha prosperado a Jacob, dándole los hijos que con el tiempo formarían las cabezas de las tribus de Israel, pero su familia es una ruina, con sus hermanas-esposas y sus sirvientas enfrentadas entre sí.

La segunda mitad de Génesis 30 narra la extraña historia de los esfuerzos de Jacob por cobrar el salario de su tío Labán antes de partir con su familia de regreso a la tierra de Canaán. Los dos hombres llegan a un acuerdo por el que Jacob pasaría ese día por el rebaño de Labán, sacando todas las cabras y corderos moteados y manchados, junto con los corderos negros a cambio de un salario, y que Labán se quedaría con todo el ganado restante (Gen. 30:31-33).

Pero inmediatamente, Labán conspira para engañar a Jacob quitándole todos los animales manchados, moteados o negros de su rebaño y enviándolos a formar parte de los rebaños de sus hijos, que estaban a tres días de camino. Recuerde que el acuerdo era que Jacob cobrara su jornal del rebaño de Labán ese mismo día (Gen. 30:32). Cuando Labán retiró los animales y los envió lejos, efectivamente le robó el salario a Jacob. Además, Labán impedía que los animales manchados, moteados o negros se reprodujeran con el resto del rebaño.

Una vez más, Jacob es estafado en su salario, al igual que lo fue con Raquel después de siete años de trabajar para ella. Tampoco hay que olvidar que Labán le dio deshonestamente a Lea en lugar de Raquel, lo que obligó a Jacob a tomar dos esposas en lugar de una y le causó no pocos problemas.

Curiosamente, Jacob encuentra una forma innovadora de criar animales manchados, moteados y negros haciendo que los animales más fuertes se reproduzcan delante de palos pelados. ¿Qué conclusión sacamos de todo esto?

Retomemos la discusión mañana.

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