Lecturas Bíblicas: Día 364 2 Crónicas 35 | Apocalipsis 21 | Malaquías 3 | Juan 20 |
Los relatos de las reformas de Josías sobre la adoración de Judá que empezamos a leer en 2 Crónicas 34 continúan en la lectura de hoy de 2 Crónicas 35, donde leemos sobre la fiesta de la Pascua que Josías celebra durante el decimoctavo año de su reinado (2 Cr. 35:19). Lamentablemente, este capítulo también incluye la trágica historia de la muerte de Josías, que nos ofrece una visión más completa de los puntos fuertes y débiles de su reinado.
Tal como vimos en el relato de esta fiesta de Pascua en 2 Reyes 23, la Pascua de Josías es una Pascua extraordinaria: “Nunca fue celebrada una pascua como esta en Israel desde los días de Samuel el profeta; ni ningún rey de Israel celebró pascua tal como la que celebró el rey Josías, con los sacerdotes y levitas, y todo Judá e Israel, los que se hallaron allí, juntamente con los moradores de Jerusalén” (2 Cr. 35:18). De esta manera, la Pascua de Josías se celebra el decimocuarto día del primer mes (2 Cr. 35:1), de acuerdo con la ley de Moisés (Éx. 12:1-6; Lev. 23:5; Núm. 28:16), y Josías tiene cuidado de asegurarse de que los levitas estén debidamente preparados y consagrados (2 Cr. 35:4-6). Es más, Josías también incorpora a esta fiesta pascual a los cantores levitas y a los porteros que David había establecido en 1 Crónicas (2 Cr. 35:15).
Pero, lamentablemente, esta fiesta es el punto culminante para Judá. A pesar de la fidelidad de Josías, comete un error tonto y fatal al insistir en luchar con Necao, rey de Egipto (2 Cr. 35:20-27). El relato de la muerte de Josías en 2 Reyes 23:28-30 prácticamente no daba detalles sobre cómo murió Josías, pero aquí nos enteramos de que el rey Necao trata de prevenir a Josías, diciéndole: “¿Qué tengo yo contigo, rey de Judá? Yo no vengo contra ti hoy, sino contra la casa que me hace guerra; y Dios me ha dicho que me apresure. Deja de oponerte a Dios, quien está conmigo, no sea que él te destruya” (2 Cr. 35:21). Josías, sin embargo, se niega a escuchar “las palabras de Necao que eran de boca de Dios” (2 Cr. 35:22). Así que, cuando Josías sale a luchar, muere por un disparo de un arquero en un carro, igual que el rey Acab (1 R. 22:29-40), un final poco apropiado para un rey tan grande y piadoso.
Y con ello se extingue la última esperanza de un Hijo de David más grande en el Antiguo Testamento. Después de David, el Cronista ha despertado una y otra vez nuestras esperanzas en el Mesías mediante relatos de elaboradas reformas de la verdadera adoración a Jehová, pero con la muerte de esta última posibilidad, Judá partirá al exilio. Todas estas narraciones están escritas para proporcionar esperanza, pero también para dejarnos trágicamente insatisfechos y añorando el futuro.