Lecturas Bíblicas: Día 363 2 Crónicas 34 | Apocalipsis 20 | Malaquías 2 | Juan 19 |
Como era de esperar, el relato de Josías, el último gran rey de Judá, se abre primero con una profunda reforma de la adoración en Judá. Aunque Josías no tiene el Libro de la Ley al principio de su reinado, obedece a Jehová según el conocimiento que tiene. Por eso, en el duodécimo año de su reinado, Josías destruye la adoración de los Baales y a las imágenes de Asera, no sólo en Judá, sino incluso en las ciudades de Manasés, Efraín, Simeón y hasta Neftalí, aunque los ciudadanos de esas ciudades están en gran parte abandonados después de que los asirios se habían llevado al exilio a esas tribus de Israel (2 Cr. 34:3-7). Además, Josías encarga a unos obreros la reconstrucción y restauración del templo de Jehová, que había languidecido bajo el reinado de su padre, Amón, y de su abuelo, Manasés (2 Cr. 34:8-13).
Pero luego, a medida que Josías aprende más de la palabra de Dios, obedece aún más. En primer lugar, cuando el secretario Safán lee el Libro de la Ley en presencia de Josías después de que los obreros del templo lo redescubrieran, el rey se rasga las vestiduras en señal de arrepentimiento en nombre de su pueblo. Además, pide a sus siervos que consulten la palabra de Dios para determinar el alcance de la ira de Jehová contra ellos por su infidelidad a “todo lo que está escrito en este libro” (2 Cr. 34:21), y cuando la profetisa Hulda responde a la consulta de Josías declarando la intención de Dios de destruir Jerusalén (2 Cr. 34:22-28), Josías responde con una obediencia más. Reúne a todo el pueblo y les lee la ley para renovar su pacto con Jehová jurando guardar todas las palabras del pacto que figuran en el libro (2 Cr. 34:29-33). Después de esto, durante todos los días de la vida de Josías, en Judá “No se apartaron de en pos de Jehová el Dios de sus padres” (2 Cr. 34:33).
A veces, nos imaginamos que los profetas de Jehová eran enviados en gran parte para dar palabras nuevas y frescas de parte de Jehová que dejaran de lado palabras estancadas y anticuadas, y en nuestros días, la gente a veces sugiere que Dios está haciendo algo “nuevo” para dejar de lado lo que nos dijo anteriormente en su palabra. Esta historia de la vida de Josías, sin embargo, corrige ese pensamiento: cuando Jehová envía un profeta, lo hace para llamar a la gente a volver a su palabra. Incluso Jesús no vino a abolir la ley, sino a cumplirla por completo (Mt. 5:17-20).
Entonces, ¿cómo escuchas la palabra del Señor? ¿La miras con ojos de sospecha, de vergüenza y de deseo de pasar por encima de lo que ha escrito sobre la justicia y sobre el Hijo de Dios, Jesucristo? ¿O la escuchas con el espíritu de Josías, con humildad y voluntad de arrepentimiento para seguir a Dios adondequiera que te conduzca a través de su palabra?