Lecturas Bíblicas: Día 337
2 Crónicas 2 | 1 Juan 2 | Nahúm 1 | Lucas 17
Aunque los relatos de Salomón en los libros de las Crónicas refutan cualquier idea de que Salomón represente el clímax del reino de Jehová en la tierra, seguimos leyendo que Salomón realiza una importante labor en la construcción del templo. El reinado de Salomón fue ciertamente importante, pero todo en él anticipa la venida de Alguien más grande, y la historia de 2 Crónicas 2 apunta hacia esa persona de manera significativa.
En 2 Crónicas 2:7, Salomón pide al rey Hiram que le envíe “un hombre hábil que sepa trabajar en oro, en plata, en bronce, en hierro, en púrpura, en grana y en azul, y que sepa esculpir con los maestros que están conmigo en Judá y en Jerusalén, los cuales dispuso mi padre” (cf. 1 Re 7:13-14). El artesano experto que Hiram envía se llama Hiram-abi (2 Cr. 2:13). Hiram-abi se convierte aquí en el equivalente de Bezalel y Oholiab, los dos hábiles artesanos llenos del Espíritu de Jehová y con la habilidad y el conocimiento para realizar toda la construcción del tabernáculo en tiempos de Moisés (Éx. 35:30-39:43).
Pero no debemos pasar por alto un detalle crucial sobre Hiram-abi: es un hombre nacido de madre israelita y padre de Tiro, es decir, de padre gentil (2 Cr. 2:14). Piénsalo por un momento: ¡un medio gentil es el principal artesano que construye el templo de Salomón! Esta información es muy importante en la historia general de la Biblia, ya que el hecho de que el principal artesano del templo de Salomón fuera descendiente de un israelita y de un gentil prefigura la forma en que judíos y gentiles construirían juntos un día el templo de Jesucristo.
En Efesios 2, Pablo explica que Jesucristo derribó el muro divisorio de hostilidad, (una barrera para mantener a los gentiles más alejados del templo de lo que se permitía a los judíos), entre1 judíos y gentiles, reconciliándonos juntos para crear un solo hombre nuevo en lugar de los dos (Ef. 2:11-16). Y mediante esta reconciliación, continúa Pablo, Jesucristo ha empezado a utilizar juntos a judíos y gentiles como los materiales con los que está construyendo un templo en el que habita el Espíritu Santo (Ef. 2:17-22). Del mismo modo que el templo de Salomón se construyó mediante la descendencia de la unión matrimonial de una judía y un gentil, también el templo de Jesús se está construyendo con judíos y gentiles que se han reconciliado por medio de la cruz. Para los cristianos, por tanto, la reconciliación racial no es un objetivo de segundo orden. Jesucristo murió para acabar con la hostilidad racial entre su pueblo, haciendo la paz mediante la sangre de la cruz para que los representantes de cada tribu, lengua, pueblo y nación se unieran en la iglesia.
¿De qué manera buscas la reconciliación y la unidad con otros hijos de Dios comprados por la sangre que son diferentes a ti?
Notas al pie