Meditación Bíblica para 1 Samuel 16

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin
Share on whatsapp
Share on telegram
Share on email

Lecturas Bíblicas: Día 236
1 Samuel 16 | Romanos 14 | Lamentaciones 1 | Salmos 32

La introducción de David en 1 Samuel 16 es un gran salto adelante en el desarrollo de la historia de la Biblia, incluso si la historia comienza con un pequeño paso cuando Samuel viaja a Belén para ungir al hijo menor de Isaí. Antes de llegar a las implicaciones a largo plazo del reinado de David, hay dos cuestiones fundamentales que debemos destacar en este pasaje.

En primer lugar, Jehová contrasta implícitamente el aspecto físico de Saúl con el de David. Jehová explica a Samuel que no ha elegido al próximo rey de Israel por su estatura: “No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.” (1 Sam. 16:7). El principal atractivo de Saúl era su elevada estatura (1 Sam. 10:23), pero David es un hombre conforme al corazón de Dios (1 Sam. 13:14). David era un hombre apuesto (1 Sam. 16:12), pero la apariencia nunca fue primordial para David.

En segundo lugar, el Espíritu de Jehová se posó sobre David (1 Sam. 16:13), igual que había sucedido con Saúl (1 Sam. 10:10). Como comentamos brevemente en la meditación de 1 Samuel 10, la unción con aceite simbolizaba el ministerio del Espíritu Santo. En 1 Samuel 16:14, sin embargo, aprendemos que la morada del Espíritu Santo no era permanente en el antiguo pacto: “Y el Espíritu de Jehová se apartó de Saúl”. El Espíritu Santo se daba a los titulares de cargos ungidos en Israel -profetas, sacerdotes y reyes- con el fin de mediar en la presencia del Espíritu de Jehová ante el resto del pueblo, pero cuando esos portadores de cargos pecaban contra Jehová, podían perder el Espíritu Santo, como hace Saúl aquí.

Bajo el nuevo pacto, estas dos cuestiones siguen siendo fundamentalmente las mismas, pero con un giro importante. Dios sigue buscando hombres y mujeres según su corazón y sigue ungiendo a su pueblo con su Espíritu Santo. La diferencia, sin embargo, es que Cristo -es decir, el Ungido definitivo- ha llegado. Dios nunca dio el Espíritu Santo como recompensa a la gente buena; por el contrario, en el Nuevo Testamento aprendemos que Dios da su Espíritu Santo a los pecadores para transformar nuestros corazones y seguirle. El Espíritu Santo nos convence de nuestro pecado, abre nuestros ojos a la gloria de Cristo, nos da fe para confiar en él para la salvación, y emprende la obra de conformarnos a la imagen de Jesús.

Agradece hoy a Dios que conservar el Espíritu Santo depende de su gracia y no de tu obediencia, de modo que, gracias a Jesús, no puedes perder el Espíritu Santo como le ocurrió a Saúl. En lugar de eso, pídele a Dios que siga llenándote más plenamente de su Espíritu para que puedas amar más a Jesús a través del ministerio de morada permanente del Espíritu.

¿Aún no recibes El Devocional en tu correo?

Suscríbete para recibir diariamente el estudio bíblico correspondiente completamente gratis.

Lee nuestra [link]política de privacidad[/link] para más información.

Iglesia Reformada Calvary en Santa Marta, Colombia.
Dirección: Carrera 21 Calle 29F- 17 Barrio Los Faroles; Avenida del Ferrocarril.
Contacto: (5)4228013 – (+57) 312 650 64 93.

© 2024 Iglesia Reformada Calvary