Meditación Bíblica para 1 Samuel 3

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Lecturas Bíblicas: Día 225
1 Samuel 3 | Romanos 3 | Jeremías 41 | Salmos 13

A veces nos imaginamos que la gente que vivía en el Antiguo Testamento estaba constantemente rodeada de grandes señales y maravillas -un mar dividido aquí, una visión profética allá-, pero no era así. Aquí, en 1 Samuel 3:1, leemos específicamente que “la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días, no había visión con frecuencia“. La razón por la que Dios se comunicaba tan infrecuentemente con su pueblo es obvia si recordamos las historias que hemos estado leyendo desde el libro de los Jueces: Israel ha abandonado a Jehová una y otra vez, y parte de la forma en que Jehová juzga a su pueblo por su apostasía es retirándole su palabra.

Pero cuando Jehová rompe el silencio, lo hace para decirle a Samuel que ha rechazado por completo a la casa de Elí como sacerdotes debido a los pecados de Ofni y Finees (así como a la incapacidad de Elí para detenerlos), llegando incluso a decir que “la iniquidad de la casa de Elí no será expiada jamás, ni con sacrificios ni con ofrendas.” (1 Sam. 3:14). Sorprendentemente, cuando Samuel le cuenta la profecía a Elí a la mañana siguiente, Elí no se arrepiente con la esperanza de que Jehová se retracte de su juicio. En lugar de ello, se limita a reconocer que “Jehová es; haga lo que bien le pareciere” (1 Sam. 3:18). Aunque Elí no discute los cargos que se le imputan, tampoco hace ningún movimiento hacia el arrepentimiento.

Debemos extraer dos lecciones importantes de esta historia. En primer lugar, esta historia debería ayudarnos a valorar más nuestras Biblias. En aquellos días, el pueblo de Dios tenía que esperar visiones poco frecuentes para oír algo de Jehová, pero nosotros tenemos el privilegio de tener en nuestras manos la palabra escrita de Dios, a través de la cual sigue hablando por su Espíritu. No demos nunca por sentada la palabra de Dios.

En segundo lugar, busquemos al Señor mientras podamos encontrarlo. Jehová amenazó a su pueblo en múltiples ocasiones durante el ministerio de Moisés (por ejemplo, Éx. 33:1-6; Núm. 16:45), e incluso durante los días de Josué (Jos. 7:10-15). En cada uno de esos casos, los mediadores de Israel suplicaron a Jehová misericordia, y en todas las ocasiones Jehová cedió con gracia. La razón por la que la casa de Elí no será expiada no tiene nada que ver con la eficacia de los sacrificios, sino con el hecho de que Elí no quiso arrepentirse.

¿Te preocupa estar demasiado lejos para que Dios te salve? Esas mentiras de Satanás son una forma de justicia propia, engañándote para que creas que Jesús puede ser suficiente para otros pero que tus pecados son de alguna manera más grandes que Jesús.1 Arrepiéntete de tus pecados y de tu justicia propia y cree en el Señor Jesucristo. Él está dispuesto y es capaz de salvar.

Notas al pie

  1. Ver Ichabod Spencer, “The Broken Resolution,” A Pastor’s Sketches, vol. 2 (Vestavia Hills, AL: Solid Ground Books, 2001), 242–49. ↩︎

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