Lecturas Bíblicas: Día 143
Números 32 | Salmos 77 | Isaías 24 | 1 Juan 2
La historia de Números 32 es más importante de lo que parece a primera vista. De hecho, seguiremos escuchando ecos del asentamiento de Rubén y Gad en Galaad, la tierra al este del Jordán, a lo largo del resto de la Biblia.
Debemos prestar mucha atención al acuerdo al que llega Moisés con el pueblo de Rubén y Gad. Esas tribus obtendrían la tierra de Galaad como herencia, ya que era una buena tierra para su ganado (Núm. 32:1), pero sólo si accedían a ayudar a sus hermanos en la conquista de la Tierra Prometida (Núm. 32:16-27).
Curiosamente, aquí nos enteramos de que esta tierra de Galaad es la tierra que antes pertenecía a Sehón, rey de los amorreos, y a Og, rey de Basán (Núm. 32:33). Curiosamente, estos dos reyes son mencionados por su nombre dos veces en los Salmos como los reyes a los que Jehová derribó para dar su tierra como herencia a su pueblo para siempre (Sal. 135:10-12, 136:17-22).
¿Por qué, entonces, los salmistas no cantan las victorias de Jehová sobre los reyes de Jericó o Hai, o incluso sobre Adonisedec, el rey de Jerusalén (Jos. 10:1), en lugar de sobre Sehón y Og? Sencillamente, las tierras de Sehón y Og representan las primicias de la Tierra Prometida. En literatura, esto se llama sinécdoque, cuando una parte de algo representa el todo. Al escribir sobre estas victorias, nos remiten a todas las victorias de la Tierra Prometida.
La propia Galaad se convierte en un lugar importante en la Biblia. Por ejemplo, el profeta Elías era de la ciudad de Tisbe, en Galaad (1 Re 17,1). Pero aún más, el profeta Jeremías hace una pregunta inquietante para ilustrar el fracaso de Israel como pueblo de Dios: “¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no hubo medicina para la hija de mi pueblo?“. (Jer. 8:22). Una vez más, Galaad se utiliza como sinécdoque de todo Israel: preguntar por qué no hay bálsamo en Galaad es preguntar por qué no hay salud para todo el pueblo de Dios.
Pero el profeta Jeremías también predijo un día en que el bálsamo de Galaad volvería a curar, y no sólo a Israel, sino a todas las naciones: “Sube a Galaad, y toma bálsamo, virgen hija de Egipto; por demás multiplicarás las medicinas; no hay curación para ti.” (Jer. 46:11).
Galaad es un símbolo no sólo de las victorias que Jehová había proporcionado a su pueblo en el pasado, sino también de su esperanza futura de que Jehová levantaría un día de entre su pueblo un Gran Médico con el poder de curar, razón por la cual Jesús dijo explícitamente que había venido a curar a los enfermos (Marcos 2:17).
Hay bálsamo en Galaad, y sana incluso al más enfermo de los pecadores.