Lecturas Bíblicas: Día 262
2 Samuel 15 | 2 Corintios 8 | Ezequiel 22 | Salmos 69
Los problemas sin resolver surgidos de la renuencia de David a disciplinar a los que le rodeaban -ya fuera en su calidad de rey o de padre- se combinan para crear una situación peligrosa en 2 Samuel 15, donde encontramos a Absalón conspirando para robarle el trono de Israel a su padre. Para empezar, leemos que “aconteció después de esto, que Absalón se hizo de carros y caballos, y cincuenta hombres que corriesen delante de él” (2 Samuel 15:1). En otras palabras, Absalón está construyendo un ejército, lo propio de un rey. De hecho, el profeta Samuel había advertido a Israel de las consecuencias de hacerse con un rey refiriéndose específicamente a la facultad real de un rey de reclutar a los hijos de Israel para sus carros y para que corrieran delante de sus carros (1 Sam. 8:11).
De forma aún más traicionera, Absalón manipula a los más vulnerables de Israel, que habían acudido al rey para resolver sus situaciones difíciles (2 Sam. 15:2-6). Absalón convence a la gente de que habría justicia si sólo él estuviera al mando, robando uno a uno los corazones de Israel (2 Sam. 15:6). A partir de este punto, es sólo un pequeño paso para Absalón escabullirse a Hebrón para declararse rey (2 Sam. 15:10).
Hay dos lecciones principales que aprender de esta historia. En primer lugar, siempre es mejor afrontar nuestros problemas directamente que dejar que sigan sin resolverse. Podemos hacernos sentir mejor buscando nuestra propia versión de la justicia a través de comportamientos pasivo agresivos o refugiándonos en la idolatría de nuestra comodidad evitando por completo la situación, pero esas soluciones no resuelven realmente los problemas. Con el tiempo, esos problemas crecen hasta el punto de que tenemos nuestra propia versión de la historia de Absalón y David. Es mucho más fácil cortar esos problemas de raíz. ¿Hay situaciones que necesitas abordar completa y honestamente con la gracia del Señor Jesús en tu vida hoy, antes de que esas situaciones crezcan más?
En segundo lugar, esta historia es una parte importante de la narración del sufrimiento de David. David había sido perseguido implacablemente por Saúl antes de convertirse en rey, y ahora es perseguido por su propio hijo Absalón durante su reinado. A través de esta historia vemos una característica del ungido de Jehová: el Mesías, como David, sufrirá. Y, mientras que a David sólo le llega parte del sufrimiento a pesar de su propia inocencia, el Mesías definitivo de Jehová sufrirá a pesar de su completa inocencia.
Y porque Jesús sufrió, podemos tener la confianza de enfrentarnos directamente a nuestros mayores desafíos, ya que Cristo ha vencido al pecado, a la muerte y al diablo mediante su muerte y resurrección. Es más, es a través del sufrimiento que padecemos con Cristo que Dios nos demuestra que nos ha adoptado como hijos (Heb. 12:8) y que estamos preparados para ser glorificados con Él (Rom. 8:17). Anímate en tu sufrimiento: Jesús ha vencido al mundo (Juan 16:33).