Por medio de Jesús, Dios nos habló con firmeza (Heb. 1:1-4), revelando la plenitud de sí mismo a través del Verbo de Dios que se hizo carne y habitó entre nosotros (Jn. 1:14). Por medio de Jesús, Dios restablecerá la justicia, y no sólo durante una vida, sino por el resto de la eternidad. Jesús será el gobernante justo cuya justicia brilla como el sol y alimenta como la lluvia. Jesús, sin embargo, también irá tan lejos como para rehacer la creación misma para sanar la ruptura del mundo para que podamos morar aquí con Dios por toda la eternidad. No pongas tu esperanza en David, sino en el Hijo de David, que vendrá de nuevo a salvarte en el último día.