Concéntrate en la última línea de la canción de David: “Él salva gloriosamente a su rey, Y usa de misericordia para con su ungido, A David y a su descendencia para siempre.” (2 Sam. 22:51). Recuerda que Jehová ha traído una gran salvación y ha mostrado un amor inquebrantable a su pueblo, no sólo por medio de David, sino también por medio del vástago mayor de David, el Señor Jesús. Jehová entierra a todos sus líderes, pero sólo ha resucitado de entre los muertos a un líder, por ahora. Por eso, alabemos a Jesús entre las naciones y cantemos alabanzas a su nombre (2 Sam. 22:50) mientras esperamos ser resucitados con él en el último día.