A medida que avanza la historia bíblica, es crucial no perder de vista el propósito último de Jehová en este mundo: establecer su morada con su pueblo. Esto es lo que se perdió en el Jardín del Edén con el pecado de Adán y Eva, y es hacia donde se dirige toda la historia de la Biblia, como se ve en el clamor final y jubiloso de la historia de la Biblia en Apocalipsis 21:3: “Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios'”. Todo en la historia de la Biblia narra cómo Dios llega a morar con su pueblo, incluida la guerra de David.