Dios extiende gracia sobre gracia a muchas personas en esta vida -desde la gracia común del sol y la lluvia (Mateo 5:45) hasta la revelación especial que Dios extiende a través de la predicación del Evangelio (Romanos 10:15)- y, sin embargo, algunos siguen desobedeciendo. ¿Recibes la gracia de Dios sólo para continuar en la incredulidad y la dureza de corazón? En lugar de enfadarte como Acab (1 Reyes 20:43), arrepiéntete hoy de tu autosuficiencia y cree en el evangelio de que Jesús ha muerto y resucitado por ti. Si todavía puedes oír la voz de Dios, no endurezcas más tu corazón por el engaño del pecado (Heb. 3:13).