Octubre 13: Meditación Bíblica para 1 Reyes 16

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Lecturas Bíblicas: Día 286
1 Reyes 16 | Colosenses 3 | Ezequiel 46 | Salmos 102

En 1 Reyes 16, la nación del norte de Israel desciende rápidamente al caos debido al pecado de sus muchos reyes. Mientras que Asa, el rey piadoso de Judá, reina durante un total de cuarenta y un años (1 Re 15:10), la nación septentrional de Israel pasa por una serie de reyes en rápida sucesión. Con el tiempo, Israel experimentará el reinado de reyes de más larga duración, pero, como veremos mañana, un largo mandato tampoco es siempre algo bueno.

Para empezar, recordemos que Jehová había prometido exterminar a la casa de Jeroboam por los pecados en que había sumido a las diez tribus de Israel (1 Re 14:10). Cuando sólo habían transcurrido dos años del reinado de Nadab, hijo de Jeroboam, Jehová cumplió esa promesa enviando a Baasa a matar a Nadab y a todos los miembros de la casa de Jeroboam (1 Re 15:27-30). Sin embargo, Baasa también lleva a la nación de Israel al pecado y la idolatría, siguiendo prácticamente los mismos caminos que Jeroboam (1 Re 15:34). Por esta razón, Jehová promete cortar por completo la casa de Baasa, del mismo modo en que él mismo había cortado la casa de Jeroboam (1 Re 16:1-4). Por eso, cuando sólo habían transcurrido dos años del reinado de Ela, el hijo de Baasa, Zimri, el comandante de la mitad de los carros de Ela, lo mata cuando estaba borracho (1 R. 16:10). Poco después, Zimri mata a todo el resto de la casa de Baasa, sin dejar ni un solo varón entre los parientes de Baasa o sus amigos (1 R. 16:11). Pero ni siquiera Zimri dura mucho. A los siete días de reinado de Zimri, el resto de Israel decide coronar rey a Omri (1 Re 16:15), por lo que Zimri se suicida quemando la casa del rey (1 Re 16:18).

Mañana veremos más sobre los reinados de Omri y Acab, pero por ahora, considera el hecho de que todos estos reyes de Israel reinaron sólo durante el mandato de Asa. El pecado a menudo parece más emocionante y vivificante que la obediencia, pero una y otra vez, vemos que es exactamente lo contrario. Como escribe Pablo: “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Rom. 6:23). El resultado natural del pecado es la muerte, no sólo para nosotros, sino también para quienes nos rodean y que arrastramos con nosotros.

El Evangelio, sin embargo, es que Dios, a través de Jesús, nos ha proporcionado una alternativa a recibir la muerte como compensación por el pecado. La vida de Jesús fue acortada para que pudiéramos vivir eternamente con él en la gloria mediante el poder de su resurrección. Deshazte de tus ídolos y del pecado que tan fácilmente te enreda y abraza la vida que Dios te ofrece en Cristo caminando en obediencia a él.

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