Lecturas Bíblicas: Día 322
1 Crónicas 11–12 | Hebreos 13 | Amós 7 | Lucas 2
En la lectura de hoy de 1 Crónicas 11 y 12, llegamos a la historia del propio David. Todo lo que se había hecho hasta ahora era volver a la historia que conduce a David o mirar más allá de él, pero aquí llegamos por fin a la atracción principal: el gran rey David. En muchos sentidos, al principio parece que simplemente estamos leyendo más listas de nombres, como las genealogías de los nueve primeros capítulos de 1 Crónicas, pero esta lista de nombres documenta a los guerreros de David más que a sus descendientes. Así, leemos sobre los hombres poderosos de David en 1 Crónicas 11:10-47, así como las divisiones de las tropas en 1 Crónicas 12. Sin embargo, estos capítulos representan algo más que simples listas de nombres. La descripción del ejército de David trasciende la descripción de los ejércitos meramente humanos en dos sentidos.
En primer lugar, el guerrero principal de los treinta hombres poderosos de David, Amasai, habla con un oráculo profético sobre David de una manera que va más allá del liderazgo meramente humano: “Entonces el Espíritu vino sobre Amasai, jefe de los treinta, y dijo: Por ti, oh David, y contigo, oh hijo de Isaí. Paz, paz contigo, y paz con tus ayudadores, pues también tu Dios te ayuda” (1 Cr. 12:18). David es más que un antiguo rey guerrero del Oriente Próximo: es el pastor ungido por el pacto del pueblo de Jehová, Israel (1 Cr. 11:1-3). Si hasta ahora Jehová había sido el rey de Israel (aparte del reinado de Saúl, brevemente mencionado en 1 Crónicas 10), ahora lo vemos uniendo a su pueblo a un rey humano. Y al hacerlo, Jehová allana el camino para unir eternamente a su pueblo con otro rey humano que surge del linaje de David: el propio Hijo de Jehová, Jesucristo.
En segundo lugar, el Cronista describe el gran número de personas que se unen a David en términos que van más allá de meros guerreros humanos: “Porque entonces todos los días venía ayuda a David, hasta hacerse un gran ejército, como ejército de Dios” (1 Cr. 12:22). De nuevo, estamos viendo aquí algo que se expande más allá de una simple banda de guerreros en el desierto. Recordemos que ya conocimos al comandante del ejército de Dios en Josué 5:13-15, y ese comandante era el propio Jehová, como lo demuestra el hecho de que Josué se postrara a sus pies para adorarle (Josué 5:14). Ahora, sin embargo, es David quien es descrito como el comandante del ejército de Dios.
Tampoco en este caso estas comparaciones pretenden exaltar a David más allá de un nivel apropiado. Más bien apuntan a un nuevo David, el Hijo de David, que está realmente unido a su pueblo por el pacto y que comanda todos los ejércitos de Jehová. Este nuevo David será ciertamente más que un líder militar, pero no menos.