Lecturas Bíblicas: Día 73
Éxodo 25 | Juan 4 | Proverbios 1 | 2 Corintios 13
Para los lectores modernos, las detalladas instrucciones que Jehová da para la construcción del tabernáculo pueden resultar un poco tediosas, algo así como leer un complejo manual de instrucciones sin imágenes. Pero éste es nuestro problema, no el del texto. Si prestamos atención a lo que está escrito aquí, obtendremos una enorme recompensa teológica.1
Para entender la teología del tabernáculo, debemos reconocer que Jehová está reconstruyendo aquí explícitamente el Jardín del Edén. Consideremos cada uno de los elementos del tabernáculo que leemos en Éxodo 25:
- La intención declarada de Jehová al construir el tabernáculo es “que yo habite en medio de ellos” (Éx. 25:8), igual que había habitado en medio de Adán y Eva en el Jardín.
- Así como el Jardín contenía una fuente de sabiduría (el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal), ahora Jehová ordena a Israel que coloque una fuente de sabiduría mejor (su ley) dentro del arca del pacto (Ex. 25:16).
- Protegiendo el arca hay dos querubines (Ex. 25:17-22), igual que los querubines que se colocaron como guardianes a la entrada del Jardín del Edén después de que Adán y Eva fueran expulsados a causa de su pecado (Gn. 3:24).
- La mesa para el pan de la Presencia ha de estar adornada con oro puro, igual que había oro en la tierra de Havila, regada por los ríos que salían del Edén (Gn. 2:11-12).
- El candelabro de oro se describe con lenguaje arbóreo, como “tallo”, “cáliz” (una parte de la flor), “flor”, “ramas” y “flores de almendro” (Éx. 25:31-40). Por lo tanto, en el candelabro de oro debemos ver claramente un nuevo Árbol de la Vida.
El tabernáculo sería el lugar donde la presencia de Dios podría morar en su plena santidad, un lugar no afectado por el pecado y la muerte. En tanto que Jehová había disfrutado de una comunión y relación perfectas con Adán y Eva en el Jardín, ahora ordena la construcción de un lugar donde pueda disfrutar de una comunión y relación parciales con su pueblo.
El tabernáculo es toda la razón por la cual Jehová había redimido a su pueblo, sacándolo de la tierra de Egipto. Prometió tomar a su pueblo para sí como un marido toma a una novia, y ahora está haciendo exactamente eso. Habitará en medio de su pueblo, instalándose físicamente en el centro mismo de su campamento. De este modo, él sería su Dios y ellos serían su pueblo.
Todo esto, por supuesto, allanó el camino hacia el Tabernáculo definitivo, cuando el Verbo se hiciera carne y habitara, (de tabernáculo), entre nosotros (Juan 1:14). En Jesús, Dios habitó físicamente entre su pueblo, y cuando Jesús regrese, volverá a morar con su pueblo por toda la eternidad como su Dios (Ap. 21:3).
Seguiremos considerando la teología del tabernáculo en la meditación de mañana.
Notas al pie
- Para esta meditación, estoy muy en deuda con el trabajo de G. K. Beale en su obra maestra The Temple and the Church’s Mission: A Biblical Theology of the Dwelling Place of God (Downers Grove, IL: IVP Academic, 2004), 66–80. ↩︎