Meditación Bíblica para Génesis 44

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Lecturas Bíblicas: Día 42
Génesis 44 | Marcos 14 | Job 10 | Romanos 14

En Génesis 44, José ha pasado mucho tiempo con sus hermanos. Los ha interrogado, los ha encarcelado y ha comido con ellos. No parece que nada de lo que José ha hecho -incluso en momentos en que los ha tratado con rudeza- haya sido por maldad, sino más bien por un sincero deseo de reconciliarse con sus hermanos. Pero para reconciliarse bien, José necesita descubrir si sus hermanos han cambiado en algo desde que lo vendieron como esclavo.

Así que José organiza una prueba. Como antes, vuelve a poner todo el dinero en los sacos de grano de sus hermanos cuando emprenden el viaje de vuelta a casa. Esta vez, sin embargo, José también pone su copa de plata en el saco de Benjamín, el hijo amado de Jacob.

Cuando se enfrentan a la acusación de haber robado la copa de plata de José, los hermanos niegan rotundamente que alguno de ellos haya hecho algo tan escandaloso, llegando a decir que “Aquel de tus siervos en quien fuere hallada la copa, que muera, y aun nosotros seremos siervos de mi señor.” (Gen. 44:9). Cuando descubren la copa en el saco de Benjamín, quedan destrozados.

Así que no es pequeña la sorpresa de ver a Judá dando un paso adelante para cumplir la promesa que le había hecho a su padre en Génesis 43 de proteger a Benjamín, incluso a costa de su propia vida. Es evidente que algo importante ha cambiado en Judá, ya que su voluntad de sacrificarse en lugar de su hermano contrasta notablemente con su anterior sugerencia de vender a José como esclavo (Génesis 37:26-27) y de contratar a su nuera Tamar como prostituta (Génesis 38). Haciendo todo lo que está en su mano, Judá ruega a José que lo retenga, dejando que Benjamín vuelva con su padre, Jacob.

D. A. Carson escribe lo siguiente sobre la transformación de Judá:

Este es el punto culminante de lo que conocemos de la peregrinación de Judá. Ofrece su vida en sustitución de otra. Tal vez en parte estaba motivado por la conciencia; si es así, el heroísmo genuino surgió de una vergüenza genuina. No podía saber que, en menos de dos milenios, su descendiente más ilustre, en nada movido por la vergüenza, sino sólo por la obediencia a su Padre celestial y por el amor a rebeldes culpables, se ofrecería como sustituto por ellos (Marcos 14)1.

De repente, en la narración de José, la tipología ha cambiado. En Génesis 44, no vemos a José demostrando lo que Jesús sería siglos más tarde. Aquí, José desempeña el papel de Dios Padre, exigiendo justicia.

En cambio, es Judá quien prefigura al Señor Jesucristo, y es apropiado que lo haga. Aunque José es un hombre justo, no le corresponde convertirse en el antepasado humano de Jesucristo; ese honor le corresponde a Judá, por lo que es necesario que en algún momento este empiece a representar el papel.

Y eso es exactamente lo que vemos que ocurre en Génesis 44.

Notas al pie

  1. D. A. Carson, For the Love of God, vol. 1 (Wheaton, IL: Crossway Books, 1998), February 11. La meditación de hoy está basada de manera significativa en la meditación de Carson sobre este texto. ↩︎

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