Meditación Bíblica para Génesis 4

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Lecturas Bíblicas: Día 4
Génesis 4 | Mateo 4 | Esdras 4 | Hechos 4

¿No es impactante encontrarnos una historia de asesinato solo un capítulo después de que Adán y Eva fueran expulsados de las perfecciones del Jardín del Edén? Este acto de fratricidio en Génesis 4 demuestra que la maldición del pecado ya se ha apoderado de la humanidad, y en la meditación de hoy, veremos varias implicaciones de esta nueva y sombría realidad en la creación de Dios.

Primero, no debemos pasar por alto el hecho de que el sacrificio ya se ha convertido en una parte necesaria de cómo los seres humanos interactúan con Dios. Aunque Caín trae un sacrificio inaceptable ante Jehová, sin embargo, entiende que se supone que debe traer el sacrificio.

Es más, parece que incluso Caín y Abel ya conocían algunas de las reglas y principios que eventualmente regularían el tipo y la calidad del sacrificio que Dios luego demandaría de Israel. La pregunta de Jehová a Caín: “Si haces bien, ¿no serás aceptado?” (Gén. 4:7), solo tiene sentido si Caín tuviese algún tipo de idea de lo que significaba “hacer el bien”. Abel entiende, ya que trae los sacrificios de animales desde el primogénito del rebaño, así como el más gordo de su rebaño, y Dios se complace con su ofrenda (Gén. 4:4). Incluso en esta etapa temprana de la historia humana, el principio de sacrificio de ofrecer la vida de otro (un animal) a cambio de la propia vida está vigente.

Segundo, vemos la gracia de Jehová incluso en la maldición que lanza sobre Caín. El pecado de Caín merecía un juicio rápido, severo y total, y aunque el juicio de Jehová fue rápido y severo, no fue total. Jehová bondadosamente colocó una marca en Caín para que cualquiera que se vengara de él tratando de matarlo enfrentara un castigo más severo (Gén. 4:15). Este será un tema constante a lo largo de la Biblia: ¿Cómo puede un Dios justo castigar el pecado apropiadamente sin llegar a condenar al mundo entero al infierno? En última instancia, esta pregunta solo se resolverá en la cruz de Jesús.

Tercero, debemos prestar especial atención a la forma en que Eva describe a Set, el hijo que reemplazó a Abel. Ella lo describe como “simiente” (Gén. 4:25), porque esta es la palabra de la promesa que Jehová hizo en Génesis 3:15 a la serpiente: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”. Parece como si Eva esperara que esta salvación, donde Dios aplastaría la cabeza de la serpiente que había tentado a Adán y Eva a pecar, vendría de inmediato. La pérdida de Abel fue devastadora, pero ella parece esperar que Set tome el lugar de Abel para cumplir la promesa de Dios.

Y Set cumpliría la promesa de Dios, pero no directa ni inmediatamente. En cambio, la promesa de Dios se cumpliría a través de la descendencia de la descendencia de Set, varias generaciones más adelante.

Continuaremos viendo este tema de la descendencia mañana.

El Devocional
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Meditación Bíblica para Génesis 11 - Enero 10
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