Meditación Bíblica para Génesis 28

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Lecturas Bíblicas: Día 27
Génesis 28 | Mateo 27 | Ester 4 | Hechos 27

Al comienzo de Génesis 28, Jacob se encuentra en un callejón sin salida. Si no huye, con toda seguridad será asesinado por su hermano Esaú, a quien robó la bendición de su padre Isaac en Génesis 27. Pero si huye, no está claro cómo recibirá la bendición de Abraham. A lo largo del Génesis existe la preocupación de que si la verdadera descendencia de Abraham abandona la tierra de Canaán, podría invalidar de algún modo la promesa que Dios había hecho de dar la tierra a la descendencia de este (Gen. 12:10; 24:2-4, 8; 26:2-5). Después del insensato viaje de Abraham a Egipto en Génesis 12, el pueblo del pacto de Dios no había abandonado Canaán por ningún motivo.

Pero Rebeca parece no preocuparse por esto, así que le miente a Isaac al final de Génesis 27, inventándose una excusa para que Isaac envíe a Jacob lejos de la venganza de Esaú. Rebeca le dice que no quiere que Jacob se case con una de las mujeres hititas (Génesis 27:46), ya que Esaú se había casado con dos mujeres hititas que les habían “amargado la vida a Isaac y Rebeca” (Génesis 26:35). Así pues, Isaac ordena a Jacob que se marche para buscar esposa entre las hijas de Labán, hermano de Rebeca.

Cuando Jacob se marcha, Isaac le reitera la bendición del pacto con Abraham: “¡Que [Dios Todopoderoso] te dé la bendición de Abraham a ti y a tu descendencia contigo, para que tomes posesión de la tierra de tu peregrinación que Dios dio a Abraham!“. (Gen. 28:4). Pero, ¿seguiría Dios siendo fiel a su promesa si la descendencia de Abraham e Isaac abandona la tierra de Canaán? Si no, ¿qué pasaría con la promesa de Dios de Génesis 3:15 de aplastar la cabeza de la serpiente?

No es exagerado decir que el destino del universo depende de la respuesta a estas preguntas. Si la salida de Jacob de Canaán invalidara la promesa de Dios a Abraham e Isaac, entonces la promesa definitiva de bendecir al mundo entero a través de la descendencia de Abraham nunca llegaría a cumplirse. Y el comportamiento reciente de Jacob ciertamente no le merecería ningún trato especial por parte de Dios.

Pero, de hecho, Dios se encuentra con Jacob en su camino de Canaán a Harán, y cuando se encuentra con él, promete a Jacob no sólo que lo bendeciría a él y a su descendencia (Gen. 28:13) y que su descendencia bendeciría a todas las familias de la tierra (Gen. 28:14), sino también que Dios mismo le devolvería a la tierra (Gen. 28:15).

En pocas palabras, el plan de Dios de bendecir a todas las familias de la tierra es más grande que Jacob, Esaú, Rebeca e Isaac. El plan de Dios no puede descarrilarse por disputas familiares, geografía o por un pecado imprudente.

Dios logrará todo lo que se propone a través de Jesucristo, y lo hará a través de nosotros o a pesar de nosotros.

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