Lecturas Bíblicas: Día 11
Génesis 12 | Mateo 11 | Nehemías 1 | Hechos 11
Si Génesis 11 es posiblemente el segundo punto más bajo de la Biblia, entonces Génesis 12 es posiblemente el segundo más esperanzador de la Biblia; siendo la resurrección de Jesús el único momento de mayor triunfo. Desde Génesis 3, todo en el desarrollo de la historia de las Escrituras ha sido cuesta abajo, desde la expulsión del Jardín del Edén hasta el fratricidio, los Nefilim, el diluvio y la Torre de Babel.
Pero en Génesis 12, Dios da un paso decisivo y lleno de gracia para no abandonar por completo a la humanidad, sino acercarse a nosotros levantando a un hombre a través del cual salvará al mundo entero.
Al conocer a Abram -a quien Dios renombrará más tarde con el nombre de Abraham-, es importante comprender desde el principio que Abram no es un hombre justo cuando Dios lo llama. Más adelante, en Josué 24:2, nos enteramos de que Abram, junto con su familia, adoraba ídolos. Abram se convierte en un hombre justo, pero exactamente de la misma manera en que tú o yo nos convertimos en justos: por la gracia de Dios, mediante la fe. Veremos más sobre esto en Génesis 15.
Cuando Dios llama a Abram para que salga de Ur de los Caldeos (es decir, de Babilonia) y de la casa de su padre, lo hace haciéndole a promesas específicas en Génesis 12:1-3. En primer lugar, Dios promete que hará de Abram una gran nación (Gén. 12:2), a pesar de que Sarai, la esposa de Abram, era estéril (Gén. 11:30).
En segundo lugar, Dios promete que engrandecerá el nombre de Abram (Gn. 12:2). Debemos leer esta promesa en contraste con el pueblo de Babilonia (en medio del cual vivía Abram), que había intentado hacerse un nombre construyendo una torre hasta el cielo para afirmar su independencia de Dios (Gn. 11:4). Dios daría a Abram un nombre por gracia, no en función de nada que Abram lograra o realizara.
Por último, Dios promete no sólo que bendeciría a Abram (Gn. 12:2), sino que Abram sería la línea divisoria de bendición y maldición en el mundo. Así pues, Dios promete bendecir a todo el que bendiga a Abram y maldecir a todo el que lo maldiga.1 Dios se compromete a bendecir y maldecir a todo el mundo en función de cómo se relacionen con Abram.
Lo que esto significa es que Abram no es simplemente uno de los primeros ejemplos de alguien que ejerce la fe en Dios. Por el contrario, Abram es algo totalmente diferente; es la cabeza de una nueva humanidad, a través de la cual Dios bendecirá al mundo, maldiciendo a cualquiera que lo maldiga.
Pero además, esto significa que Dios está aclarando su promesa de Génesis 3:15, de que la simiente de la mujer aplastaría la cabeza de la serpiente. En Génesis 12, Dios anuncia la línea específica a través de la cual vendrá esta descendencia: será a través de Abram, cuya familia bendecirá a todas las familias de la tierra.
- Allen P. Ross, Creation and Blessing: A Guide to the Study and Exposition of Genesis (Grand Rapids: Baker Academic, 1996), 42. ↩︎