Diciembre 27: Meditación Bíblica para 2 Crónicas 32

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Lecturas Bíblicas: Día 361
2 Crónicas 32 | Apocalipsis 18 | Zacarías 14 | Juan 17

Lo que el Cronista destaca en 2 Crónicas sobre Ezequías es sorprendentemente diferente de lo que leemos sobre este rey piadoso en 2 Reyes. En 2 Reyes (así como en Isaías 36-39), la atención se centra en los aspectos militares y políticos del reinado de Ezequías, concretamente en los relatos de la invasión asiria de Judá por Senaquerib y el fracaso de Ezequías con los enviados babilonios. La forma de la narración de la vida de Ezequías en 2 Crónicas, sin embargo, se centra más en el tema general de los libros de Crónicas, que es el siguiente: A medida que avanza la adoración de la nación, también avanza la nación. En otras palabras, las batallas y las decisiones políticas de Ezequías -junto con sus respectivas victorias o derrotas- son el resultado directo de la salud de la adoración de la nación, de modo que el Cronista no considera que estas batallas sean tan importantes en sí mismas.

No es que el Cronista considere que las intrigas políticas y militares de Ezequías carecieran de importancia: en 2 Crónicas 32 encontramos bastantes detalles sobre estas historias. Pero 2 Reyes dedica tres capítulos a esas historias, e Isaías contiene cuatro, mientras que nosotros encontramos todas esas historias resumidas en este único capítulo de 2 Crónicas. En lugar de ello, el Cronista dedica la mayor parte de su tiempo a explorar la adoración y las reformas religiosas de Ezequías, de modo que las proporciones se invierten: lo que 2 Crónicas explora a lo largo de tres capítulos, 2 Reyes lo resume en tres versículos (2 Re 18:3-5). Recordemos que el relato del Cronista sobre el guerrero-rey David-el rey que no pudo construir el templo debido a su derramamiento de sangre (1 Cr. 28:3)-incluía sólo un puñado de historias de las batallas de David, pero doce capítulos de las reformas de David en la adoración de Israel (1 Cr. 13, 15-17, 21-26, 28-29).

La importancia de esta teología corrige un malentendido en el que caemos con demasiada facilidad. A veces nos inclinamos a creer implícitamente que nuestra adoración colectiva en el Día del Señor es una de las cosas menos importantes que hacemos en la semana. Nos fijamos en los muchos frentes de batalla de nuestras vidas -las decisiones diarias en nuestras familias, nuestros vecindarios y nuestro trabajo- y pensamos que esos son los principales campos de batalla para el reino de Dios. Pero Dios nos pide que prestemos atención a nuestra adoración. ¿Lo amamos con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas? ¿Exaltamos juntos a Jesucristo, suplicamos a nuestro Padre celestial que ha prometido escuchar nuestras oraciones y pedimos al Espíritu Santo que transforme nuestros corazones y los de aquellos que nos rodean? Fuimos creados principalmente para la adoración, de modo que si descuidamos esa relación vital con Dios, nada más en nuestras vidas encajará.

Ezequías tuvo un gran éxito como rey porque puso a Dios en primer lugar para poder responder a todo lo demás -bueno o malo- desde el núcleo de la adoración. ¿Qué papel juega la adoración en tu vida?

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