Lecturas Bíblicas: Día 351 2 Crónicas 19–20 | Apocalipsis 8 | Zacarías 4 | Juan 7 |
Como hemos visto en las dos meditaciones anteriores, el reinado de Josafat fue una mezcla de cosas. A veces obedecía a Jehová, y a veces no. Por ejemplo, mientras que en 2 Crónicas 17 nombró a los sacerdotes y levitas para que enseñaran la ley, en 2 Crónicas 19:2 se le reprende por su insensata alianza militar con el malvado rey Acab de Israel. En la lectura de hoy, vemos más del mismo vaivén entre el bien y el mal durante el resto de la vida de Josafat.
Primero, en 2 Crónicas 19:4-11, Josafat nombra jueces en todas las ciudades fortificadas de Judá, así como sacerdotes y levitas que permanecerían en Jerusalén para juzgar los casos más difíciles y controvertidos. Se trata de una sabia estructura jurídica que el propio Moisés había establecido a sugerencia de su suegro, Jetro, en Éxodo 18, y al restablecerla, Josafat trata de garantizar la justicia en Judá durante su reinado.
En segundo lugar, cuando los moabitas, amonitas y meunitas entran en batalla contra Judá, Josafat expone su caso ante Jehová en oración, pidiéndole que proteja a su pueblo (2 Cr. 20:5-12). Josafat hace una oración ejemplar, citando las promesas de Jehová de escuchar a su pueblo cuando le oren ante el templo, donde Jehová había puesto su nombre (2 Cr. 20:8-9; cf. 2 Cr. 7:11-22). Lo extraordinario de esta historia, sin embargo, es que cuando Jehová envía una palabra profética a Josafat a través del profeta Jahaziel (uno de los levitas hijos de Asaf) para asegurar a Josafat que Jehová daría a Judá la victoria en la batalla, Josafat marcha al día siguiente a la batalla colocando a sus músicos y cantores al frente del ejército. Mientras marchan, cantan: “Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre” (2 Cr. 20:21). Cuando el pueblo se pone a cantar, los ejércitos se enfrentan entre sí, sin dejar más que cadáveres y ricos botines de guerra para disfrute del pueblo de Judá (2 Cr. 20:24-30).
Pero, en tercer lugar, también leemos que Josafat, al final de su vida, entra en otro acuerdo caprichoso con el rey Ocozías de Israel para construir barcos que vayan a Tarsis. A Jehová no le agrada esta segunda alianza con un rey malvado, por lo que destruye las naves que los dos reyes construyeron antes de que pudieran desembarcar (2 Cr. 20:35-37).
En la vida de Josafat vemos una obediencia que puede parecerse mucho a la nuestra. A veces seguimos a Jesús en situaciones oscuras y difíciles con alegría y cantando, mientras que otras veces los mismos pecados acosadores nos arrastran de nuevo al fondo. En lugar de abandonar la lucha, pide a Dios que te conceda la gracia de la perseverancia para terminar bien la carrera, siguiendo fielmente a Jesús todos los días de tu vida.