Meditación Bíblica para Levítico 17

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin
Share on whatsapp
Share on telegram
Share on email

Lecturas Bíblicas: Día 103
Levítico 17 | Salmos 20–21 | Proverbios 31 | 1 Timoteo 2

Levítico 17 proporciona una visión teológica que no sólo fundamenta el sistema de sacrificios de Levítico, sino que también informa la teología del resto de la Biblia. El principal valor de Levítico 17 reside en su explicación de la teología de la sangre. El propio capítulo se divide en dos secciones, la primera para prohibir el sacrificio de animales en cualquier otro lugar que no sea el tabernáculo (Lev. 17:1-9) y la segunda para prohibir comer sangre (Lev. 17:10-16). El fundamento de ambas secciones es el mismo: la sangre de los animales es demasiado valiosa para derramarla fuera del contexto de un sacrificio sagrado.

Así pues, Jehová condena primero a todo aquel que sacrifique un animal en campo abierto, aunque debemos prestar mucha atención a la justificación que se da en Levítico 17:5: “a fin de que traigan los hijos de Israel sus sacrificios, los que sacrifican en medio del campo, para que los traigan a Jehová a la puerta del tabernáculo de reunión al sacerdote, y sacrifiquen ellos sacrificios de paz a Jehová.“. El propósito de esta prohibición era prevenir la idolatría. Si simplemente querías una parrillada, podías traer el animal como ofrenda de paz, que era una comida comunal que se comía en el contexto de un sacrificio a Jehová.

Pero el versículo clave del capítulo -y por tanto un versículo crítico para entender la teología bíblica- es Levítico 17:11: “Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona.” Jehová ya había revelado en el pacto de Noé (Gn. 9:4) que la vida de un animal estaba en su sangre, pero aquí Jehová revela algo más: es la sangre la que hace expiación por la vida. Es la naturaleza sagrada de la sangre lo que sustenta la teología bíblica de la expiación, es decir, pagar el rescate de una vida derramando la sangre de otra vida.1

Esta teología proporciona el trasfondo de una de las frases más desconcertantes de Jesús: “De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.” (Juan 6:53-54).

Por supuesto, Jesús no hablaba de canibalismo, sino de fe: “Yo soy el pan de vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás” (Juan 6:35). Beber la sangre de Jesús es creer en la sangre de Jesús como nuestra propia vida: el sacrificio sustitutivo y expiatorio por nuestros pecados, entregado para hacer expiación por nuestras almas.

Notas al pie

  1. Gordon J. Wenham, The Book of Leviticus, NICOT (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1979), 28, 245. ↩︎

¿Aún no recibes El Devocional en tu correo?

Suscríbete para recibir diariamente el estudio bíblico correspondiente completamente gratis.

Lee nuestra [link]política de privacidad[/link] para más información.

Iglesia Reformada Calvary en Santa Marta, Colombia.
Dirección: Carrera 21 Calle 29F- 17 Barrio Los Faroles; Avenida del Ferrocarril.
Contacto: (5)4228013 – (+57) 312 650 64 93.

© 2024 Iglesia Reformada Calvary