Lecturas Bíblicas: Día 323
1 Crónicas 13–14 | Santiago 1 | Amós 8 | Lucas 3
Hasta ahora, el autor de 1 Crónicas no sólo ha repasado toda la historia del pueblo de Israel, sino que también la ha reestructurado en torno a la persona de David, no para exaltar al propio David, sino para apuntar hacia la llegada de un nuevo David. Ayer vimos cómo este nuevo David sería un nuevo tipo de líder militar, y hoy empezaremos a ver cómo este nuevo David reformará la adoración de Israel.
Al comienzo de 1 Crónicas 13, David consulta con todos sus líderes, diciendo a la asamblea: “Si os parece bien y si es la voluntad de Jehová nuestro Dios, enviaremos a todas partes por nuestros hermanos que han quedado en todas las tierras de Israel, y por los sacerdotes y levitas que están con ellos en sus ciudades y ejidos, para que se reúnan con nosotros; y traigamos el arca de nuestro Dios a nosotros, porque desde el tiempo de Saúl no hemos hecho caso de ella” (1 Cr. 13:2-3). En esencia, David establece aquí una fiesta especial para todo el pueblo de Israel. La ley de Moisés ordenaba que los hombres de Israel se presentaran ante Jehová tres veces al año para celebrar fiestas específicas (Éx. 34:23; Dt. 16:16), pero David añade ahora una nueva fiesta y convoca a todo Israel. David actúa aquí como un nuevo legislador.
Pero aunque actuar como un nuevo legislador es notable en sí mismo, el versículo siguiente es aún más sorprendente: “Y dijo toda la asamblea que se hiciese así, porque la cosa parecía bien a todo el pueblo” (1 Cr. 13:4). Recordemos el versículo temático de Jueces: “En aquellos días no había rey en Israel. Cada uno hacía lo que le parecía bien” (Jue. 21:25). Los jueces habían fracasado rotundamente a la hora de sacar al pueblo de Jehová de su idolatría, pero aquí, bajo el liderazgo de David, es la verdadera adoración a Jehová la que es justa a los ojos del pueblo.
Ahora bien, ya se ha reconocido en Crónicas que las reformas del primer David no durarán y que Judá acabará exiliándose en Babilonia (1 Cr. 9:1). Por lo tanto, esta representación de David apunta una vez más a lo que sólo el nuevo David será capaz de hacer: sólo él actuará como el nuevo legislador para cumplir en sí mismo el antiguo sistema de adoración e instaurar, en su lugar, una adoración pura en espíritu y en verdad (Juan 4:23). Y todavía hoy, cuando nos reunimos semana tras semana en adoración, esperamos el día en que nos reuniremos con el gran Hijo de David de una vez por todas. En ese momento, nuestros ojos serán restaurados para siempre en nuestros cuerpos resucitados para que no busquemos nada más que a Dios mismo por toda la eternidad. ¡Oh ven pronto Señor, ven!