Así como Dios se complació en dar a Gedeón una señal para ayudar a su incredulidad, así también Dios se complace en darnos señales para ayudar a nuestra incredulidad, y de hecho, Dios nos ha dado mejores señales. Las señales que Dios nos da en el bautismo y en la Cena del Señor son señales físicas, tangibles, que nos muestran todas las realidades del Evangelio de Jesús. No es que falte la palabra de Dios, sino que falta nuestra fe, y por eso Dios nos sale al encuentro en nuestra fragilidad dándonos señales físicas para ayudar a nuestra incredulidad.