La historia de Agar, Ismael, Sarai y Abram está lejos de terminar, pero hoy medita sobre esta pregunta: ¿Hay lugares en tu vida en los que estás aplicando soluciones humanas para superar debilidades que Dios pueda estar dándote para su propia gloria? ¿Es posible que no estés resolviendo tu problema, sino sólo creando problemas adicionales al actuar por impaciencia y desesperación?