Porque Jesús sufrió, podemos tener la confianza de enfrentarnos directamente a nuestros mayores desafíos, ya que Cristo ha vencido al pecado, a la muerte y al diablo mediante su muerte y resurrección. Es más, es a través del sufrimiento que padecemos con Cristo que Dios nos demuestra que nos ha adoptado como hijos (Heb. 12:8) y que estamos preparados para ser glorificados con Él (Rom. 8:17). Anímate en tu sufrimiento: Jesús ha vencido al mundo (Juan 16:33).