Tras la muerte de Acab, su hijo Ocozías retoma tristemente el camino que había dejado aquél: ignora la palabra de Dios para buscar revelaciones de otros dioses. En 2 Reyes 1, el profeta Elías se enfrenta a Ocozías de manera similar a como se había enfrentado a Acab, y en el proceso, el ministerio profético de Elías establece un tema que se vuelve mucho más significativo en el Nuevo Testamento: la palabra de Dios revelada a través del fuego del cielo.