Lecturas Bíblicas: Día 276
1 Reyes 6 | Efesios 3 | Ezequiel 36 | Salmos 86
En el principio, Dios habitaba con su pueblo en el templo de su creación, es decir, en la perfección del Jardín del Edén. Allí, Jehová caminaba en medio de su pueblo, que moraba con su Dios sin culpa ni vergüenza, en perfecta intimidad y comunión con Él. Jehová hizo allí su morada en medio de su pueblo hasta que el pecado rompió dicha intimidad, lo que le obligó a expulsar a Adán y Eva del Jardín y a colocar querubines armados con espadas llameantes para custodiar el camino de regreso al Edén, y especialmente para custodiar el árbol de la vida (Gn. 3:24). Desde entonces, hemos leído acerca de los pasos progresivos que Jehová ha ido dando para restablecer esa intimidad con su pueblo.
De este modo, en Éxodo 25-31, Jehová dictó a Moisés los planos para la construcción del tabernáculo. En esos planos, Jehová incluyó instrucciones detalladas sobre el atrio, los dos lugares santos, los muebles que debían habitar en su casa, las vestiduras que llevarían los sacerdotes cuando ministraran en el tabernáculo, el material que debía emplearse, e incluso los hábiles artesanos que serían llenos del Espíritu Santo para dirigir la construcción del mismo. A través del tabernáculo, Jehová habitaba en medio de su pueblo, ya que los israelitas levantaron físicamente sus tiendas para rodearlo (Núm. 2).
Para que Jehová tuviera un lugar donde morara su santidad en medio de su pueblo, el tabernáculo era una necesidad, ya que había sido construido específicamente para ser portátil. El pueblo de Israel se trasladaba de campamento en campamento, siguiendo la columna de nube durante el día y la columna de fuego por la noche, montando la tienda dondequiera que llegaban (Núm. 10). Pero esta disposición siempre había sido temporal. Moisés habló en múltiples ocasiones en Deuteronomio de un lugar específico que Jehová elegiría para establecer su nombre (por ejemplo, Deut. 12:5, 14:23, 26:2), es decir, un lugar donde Jehová haría una morada permanente, en lugar de seguir habitando en el tabernáculo portátil. David intentó en 2 Samuel 7:2 construir esta casa permanente para Jehová, pero Jehová le dijo a David que, en su lugar, el hijo de David construiría la casa permanente de Jehová en el templo.
Mañana seguiremos estudiando la construcción del templo de Salomón, pero tengamos en cuenta la magnitud del desarrollo de la historia de la palabra de Dios hasta ahora. Hemos estudiado todo el alcance de la historia de Dios, desde la creación del cosmos hasta la construcción del templo, y todo el tiempo, nos hemos acercado cada vez más a la venida del propio Hijo de Dios a este mundo para la redención de su pueblo. Este templo es un paso adelante muy significativo, pero ni siquiera éste será el pináculo de la historia.
Dedica tiempo hoy a la oración, anticipando el día en que Jesucristo volverá a morar permanentemente con su pueblo, en los cielos nuevos y la tierra nueva (Ap. 21:3).