Lecturas Bíblicas: Día 79
Éxodo 31 | Juan 10 | Proverbios 7 | Gálatas 6
En Éxodo 31 encontramos algunas de las enseñanzas más claras de toda la Biblia sobre el propósito y la importancia del día de reposo. En la historia reciente, el cuarto mandamiento de santificar el día de reposo ha sido olvidado en gran medida por los cristianos. En gran parte, esto no se debe a una desobediencia deliberada, sino a la confusión en torno a la naturaleza del día de reposo bajo el nuevo pacto. Jesús corregía a menudo a los fariseos por sus opiniones equivocadas sobre este día, pero ¿qué podemos aprender hoy del Antiguo Testamento que siga siendo aplicable al cristiano del Nuevo Testamento?
En este contexto, Éxodo 31:13 es tan refrescante: “En verdad vosotros guardaréis mis días de reposo; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico“. En la meditación de hoy, veremos (1) qué significa que el Día de reposo es una señal, y (2) qué nos enseña la señal del Día de reposo sobre la relación de Jehová con su pueblo.
Una señal es un símbolo que apunta a otra realidad. Así, cuando Jehová dice que su día de reposo es una señal entre Israel y él a través de sus generaciones, está diciendo que este apunta a algo más grande que el día de reposo en sí. Cada vez que Israel guarda este día, su comportamiento está señalando que su vida se rige por la relación de pacto que mantiene con Jehová, el Dios vivo del cielo y de la tierra.
Pero más concretamente, Jehová da el significado exacto de su señal: “para que sepáis que yo, Jehová, os santifico”. La palabra santificar significa literalmente “hacer santo“. En otras palabras, el propósito de guardar el día de reposo era enseñar a Israel que sólo Jehová haría santo a su pueblo. No había nada que pudieran hacer, ningún trabajo que pudieran realizar o deber que pudieran cumplir para santificarse. Más bien, debían descansar de todo su trabajo en el séptimo día como un recordatorio perpetuo de que sólo Jehová podía hacerlos santos.
Por eso Jesús criticó lo que hacían los fariseos en día de reposo: convertían la observancia de este en un trabajo que los santificaría, que es exactamente lo contrario de la intención de Jehová para la observancia del día de reposo.
Visto así, los cristianos tienen una buena razón para descansar de su trabajo el domingo, el Día del Señor. Jesús terminó su trabajo en la cruz el Viernes Santo, y el Sábado (el Sabbath) descansó de su trabajo, yaciendo muerto en la tumba. Luego, el domingo, resucitó de entre los muertos como cumplimiento de la promesa del día de reposo de Dios de santificar a su pueblo.
Por lo tanto, descansar de nuestro trabajo el domingo no es una regla legalista que cumplimos para hacernos santos. Es un recordatorio perpetuo de que sólo Jehová puede hacernos santos y que nos hizo santos mediante la vida, muerte y resurrección de su Hijo Jesucristo.