Lecturas Bíblicas: Día 40
Génesis 42 | Marcos 12 | Job 8 | Romanos 12
En Génesis 42, leemos la primera entrega de cómo José se reconcilia con sus hermanos después de muchos años desde que lo habían vendido como esclavo. Aunque los hermanos no reconocen a José -¿cómo podían imaginar que su hermano había ascendido a la diestra del mismísimo Faraón?-, José los reconoce, y decide ponerlos a prueba para ver si han madurado y cambiado desde la última vez que les vio la cara.
Pero aunque los hermanos de José no lo reconocen, recuerdan claramente lo que le habían hecho a él. De hecho, el recuerdo de su traición parece cernirse sobre ellos, de modo que a la primera señal de dificultad para comprar pan, están convencidos de que sus problemas surgen como consecuencia directa de su culpa hacia José (Gen. 42:21-22).
Es difícil saber exactamente qué pasa por la mente de José en todo esto. ¿Una parte de él quiere vengarse y por eso les habla con rudeza y los trata como a extraños (Gen. 42:7)? ¿Se ríe por dentro de la gracia de aquella enorme broma pesada? ¿Teme, en el fondo, que sus hermanos le sigan rechazando si les revela su identidad? ¿Está dispuesto a perdonar, pero sólo a condición de que sus hermanos puedan demostrar que han hecho mejoras significativas? ¿Qué significa su llanto (Gen. 42:24)?
Lo cierto es que la Biblia no nos ofrece muchos detalles sobre la psicología de José durante este encuentro porque está sucediendo algo más importante. En lugar de aislar todo el significado y la importancia de esta historia en la persona de José, esta historia es mucho más grande que eso, ya que nos ofrece una imagen de cómo podría ser para nosotros reconciliarnos con Dios mismo.
En esta historia, vemos a diez de las tribus de Israel de pie ante el siervo justo de Dios, que había sufrido a pesar de ser inocente, pero que ahora es exaltado a la diestra del rey. Lo peor es que este siervo justo de Dios había sufrido inocentemente a causa de estos israelitas, de modo que su sufrimiento vino directamente por el pecado de ellos. La pregunta del millón, entonces, es esta: ¿Cómo reaccionará y responderá el justo siervo de Dios ante aquellos cuyo pecado le había causado tanto sufrimiento?
El narrador de Génesis 42 no resuelve la tensión todavía, pero una vez más, se nos quiere hacer ver en esta historia una semilla de la historia del propio Jesucristo. Un día, Israel estará junto con todas las naciones de la tierra ante el exaltado Señor que sufrió inocentemente a causa de nuestro pecado. Ese día, ¿qué harás? ¿Qué dirás?
Y lo que es más importante, ¿cómo responderá Jesús?