Lecturas Bíblicas: Día 345
2 Crónicas 11–12 | Apocalipsis 2 | Sofonías 3 | Juan 1
Como empezamos a comentar ayer, los relatos que encontraremos en 2 Crónicas a partir de este momento se centrarán exclusivamente en la perspectiva de la nación del sur, Judá, ignorando casi por completo a la nación del norte, Israel. Pero, aunque perdamos información sobre Israel, también encontraremos relatos más sólidos de las historias de Judá. Por lo tanto, en la lectura de hoy, aprendemos mucho más de la historia que rodea el reinado de Roboam en comparación con lo que aprendimos en 1 Reyes.
Para empezar, descubrimos en 2 Crónicas 11:13-17 que los sacerdotes y los levitas abandonaron sus moradas entre las tribus del norte de Israel y se presentaron para servir a Roboam, “pues Jeroboam y sus hijos los excluyeron del ministerio de Jehová. Y él designó sus propios sacerdotes para los lugares altos, y para los demonios, y para los becerros que él había hecho” (2 Crónicas 11:14-15). Aunque sabíamos que Jeroboam había ordenado a sus propios sacerdotes (1 R. 12:31-32, 13:33), no habíamos descubierto hasta ahora que Jeroboam había expulsado de su servicio a los verdaderos sacerdotes levitas.
Además, en 2 Crónicas encontramos una perspectiva más matizada del reinado de Roboam. En 1 Reyes, Roboam fue caracterizado simplemente como un rey malvado que hizo lo que era malo a los ojos de Jehová (1 Re 14:21-24). Aunque el Cronista no resta importancia a la maldad de Roboam (2 Cr. 12:1-5, 14), el material de 2 Crónicas también incluye muchos de los aspectos positivos del reinado de éste. Por ejemplo, Roboam construye ciudades para la defensa en Judá (2 Cr. 11:5-12), y trata bien a su propia familia (2 Cr. 11:18-23). Además, cuando el Señor levanta a Sisac, rey de Egipto, contra Roboam, descubrimos que Roboam y los príncipes de Israel se humillan en señal de arrepentimiento ante el Señor, de modo que el Señor renuncia a destruirlo por completo (2 Cr. 12:6-8). El Cronista incluso incluye específicamente la afirmación de que las condiciones durante este tiempo son “buenas” en Judá (2 Cr. 12:12).
Ahora bien, no es que esta historia vaya a terminar de manera diferente, como si el Cronista estuviera contando una historia de realidad alternativa que concluyera con Judá derrotando a los babilonios. No, Judá acabará en el exilio al final de Crónicas, como leemos en 2 Reyes. La diferencia, sin embargo, es que el Cronista nos ofrece atisbos de lo que podría haber sido si Judá hubiera obedecido fielmente a Jehová. El objetivo no es jugar a “qué hubiera pasado si“, sino imaginar cómo podría Jehová reformar a su pueblo a través del Mesías venidero.
Mientras la nación de Judá se hunde cada vez más en el pecado y la idolatría, el Cronista mantiene la esperanza de que un día llegue por fin el Mesías. El objetivo del Hijo mayor de David no desaparece, sino que se hace más urgente.