Jehová dio la ley a Israel para estructurar su relación (preexistente) con ellos. A través de la ley, entenderían el corazón y el carácter de Jehová, aprendiendo lo que ama y lo que odia. Si Israel cumplía la ley, Jehová prometía bendecirlo: “Si obedecéis mi voz y guardáis mi pacto, seréis mi tesoro entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra, y seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa” (Ex 19:5-6).