I. La libertad que Cristo ha comprado para los creyentes que están bajo el Evangelio, consiste en su libertad de la culpa del pecado, de la ira condenatoria de Dios y de la maldición de la ley moral; (1) y en ser librados de este presente siglo malo, de la servidumbre de Satanás y del dominio del pecado; (2) del mal de las aflicciones, del aguijón de la
muerte, de la victoria del sepulcro y de la condenación eterna; (3) como también en su libre acceso a Dios, (4) y en rendir su obediencia a ÉL, no por temor servil, sino con un amor filial y con intención voluntaria. (5) Todo lo cual era común también a los creyentes bajo la ley; (6) aunque bajo el Nuevo Testamento la libertad de los cristianos se ensancha mucho más porque están libres de yugo de la ley ceremonial a que estaba sujeta la iglesia judaica, (7) y que tienen ahora mayor confianza para acercarse al trono de la gracia, (8) y mayores participaciones del libre Espíritu de Dios que aquellas de las cuales participaron los creyentes bajo la ley. (9)
1. Tito 2:14; 1 Tesal. 1:10; Gálatas 3:13.
2. Gálatas 1:4; Hechos 26:18; Colosenses 1:13; Romanos 6:14.
3. Salmos 119:71; 1 Corintios 15:54-57; Romanos 8:28; Romanos 8:1.
4. Romanos 5:1,2.
5. Romanos 8:14-15; 1 Juan 4:18.
6. Gálatas 3:9 y 14.
7. Gálatas 5:1 y 4:1-3,6,7; Hechos 15:10,11.
8. Hebreos 4:14,16; 10:19-22.
9. Juan 7:38-39; 2 Corintios 3:13, 17-18.